miércoles, 15 de septiembre de 2010

Atilio Jorge Castelpoggi




Las calles
1



Buenos Aires comienza siempre
en el destino de un sueño
o a la altura de un recuerdo más o menos
intenso.
A veces es como un gran pensamiento
que se interna adentro de uno mismo
y se transforma de repente en la velocidad
de una mirada
llena de fervor por las cosas más mínimas:
un nombre, unas calles,
el nivel de alguna duda que destrozamos
de improviso en un beso,
o alguna mujer por la cual corremos sin saber
el porqué
ni hasta dónde llegamos.
Otras veces es un inmenso mapa de encuentros
más o menos hermosos
o una piel dibujada en los croquis de una guía
de turismo,
o un trozo enorme del corazón,
del tuyo, del mío,
del corazón de todos.


Las calles
2



Porque yo conozco a las calles
de mi ciudad
a superficie de todas mis sonrisas y mis llantos,
el barrio,
la porción de mi antiguo baldío
–ahora tan sólo fijado en un rincón
de la memoria-
o los pedazos pintados por el asfalto
o por ese algo que nos pasa de pronto,
o esas zonas que nos miran desde las vidrieras
lujosas
abiertas a toda tentación como si fueran

los labios de una hembra
que lleva todos los deseos de la tierra.

Yo conozco el centro lamido de perfumes
y de gentes,
gentes con caras distintas
llenas de apuro en los teléfonos públicos,
o en las colas de compras,
o en los puestos de diarios y revistas cualquiera
sin tasa ni medida.
Conozco esas otras donde se trafica el hambre
del amor
y la sed de algún abrazo,
y barrios elegantes y horizontales
más modernos;
o aquellos maniatados de pobreza
de los que muerden la impotencia de mirarse
las manos
y nada más.
O esos, de pizzerías y cines surtidos
en que todo es igual
como un tango de Discépolo.
Cambalaches para llorar a gritos
y jugos de frutas y copetín al paso,
y ese hasta luego siempre subiéndose al destino
volteando los días huidos de nosotros mismos,
y la pereza cotidiana que arremolina el tiempo.





Atilio Jorge Castelpoggi
De "Buenos Aires mi amante"

(1919-2001) fue poeta y ensayista. Creador enamorado de su ciudad -Buenos Aires- en 1960 obtuvo el Premio "Leopoldo Lugones" (1963), al que le siguieron: Premio Fondo Nacional de las Artes (1967), Primer Premio Municipal de Poesía (bienio 1988/89), Segundo Premio Nacional de Poesía (cuatrienio 1988/1991) y Gran Premio de Honor de la SADE (1996) por el conjunto de su obra.

"Cuaderno de noticias"
"Tierra sustantiva"
"Pecado de desmesura"
"Apenas un cuidador de palabras"
entre otros.

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Poesía del Mondongo

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