lunes, 29 de abril de 2019

Cesare Pavese





Gente desarraigada



Demasiado mar. Ya hemos visto bastante mar.
Al atardecer, cuando el agua se extiende, pálida
y diluida en la nada, mi amigo la contempla
mientras yo lo miro, ambos en silencio.
Por la noche nos encerramos en el fondo de una
cantina, aislados por el humo, y bebemos.
Mi amigo sueña
(son un poco monótonos los sueños junto al rumor del mar)
donde el agua es tan sólo un espejo, entre una y otra isla,
de colinas jaspeadas de flores salvajes y cascadas.
Su vino es así. Se contempla en el vaso
levantando verdes colinas en el llano del mar.
Me gustan las colinas y lo dejo hablar del mar
porque su agua es tan clara que muestra hasta las piedras.
Mirando las colinas me llenan cielo y tierra
con las líneas seguras de sus flancos, cercanas o distantes.
Sólo las mías son abruptas, surcadas de viñas fatigadas en un suelo quemado.
Mi amigo las acepta y las quiere vestir con flores y frutos salvajes
para descubrir, riendo, muchachas más desnudas que los frutos.
No sucede; en mis más escabrosos sueños no falta una sonrisa.
Si madrugamos mañana, estaremos de camino
hacia aquellas colinas; podremos encontrar en las viñas
una muchacha morena, tostada por el sol,
y comenzando la conversación, comerle un poco de uva.


1933







Manía de soledad



Ceno cualquier cosa junto a la clara ventana.
El cuarto tiene ya la oscuridad del cielo.
Al salir, las calles tranquilas conducen,
en pocos pasos, al campo abierto.
Como y miro el cielo —quién sabe cuántas mujeres
están comiendo a estas horas—; mi cuerpo está tranquilo;
el trabajo y la mujer aturden mi cuerpo.

Afuera, después de la cena, las estrellas vendrán
a tocar la tierra en su extensa llanura.
Las estrellas están vivas pero no valen lo que estas cerezas
que como a solas.
Miro el cielo, pero sé que entre los tejados mohosos
ya brilla alguna luz y que abajo hay rumores.

Un gran sorbo y mi cuerpo saborea la vida de las plantas y los ríos,
sintiéndose apartado de todo.
Basta un poco de silencio para que todo se detenga
en su lugar real, como ahora mi cuerpo.
Toda cosa se aísla frente a mis sentidos
que la aceptan sin corromperse: un murmullo de silencio.
Puedo saberlo todo en la oscuridad,
como sé que la sangre corre por mis venas.
La llanura es un gran correr de aguas entre las hierbas,
una cena de todas las cosas. Todas las plantas y las piedras
viven inmóviles. Oigo a mis alimentos nutrirme las venas
de todas las cosas que viven sobre esta llanura.

No importa la noche. El cuadrado del cielo
me susurra todos los fragores y una estrella pequeña
se debate en el vacío, lejana de los alimentos,
de las casas, distinta. No se basta a sí misma,
necesita demasiadas compañeras. Aquí, en la oscuridad, solo,
mi cuerpo está tranquilo y se siente señor.


1933




Cesare  Pavese
Nació en Santo Stefano Belbo (Piamonte). el 9 de septiembre de 1908. Murió el 27 de agosto de 1950, en Turín.

“Nadie se suicida: la muerte es destino.”

Traducción: GUILLERMO FERNÁNDEZ (poeta y traductor mexicano)

Fotografía extraída: https://frasesdelavida.com/frases-de-cesare-pavese/frases-de-cesare-pavese-1/





lunes, 22 de abril de 2019

Idea Vilariño





El miedo


Es amarillo afuera
ay dios
es amarillo
como un pájaro seco
hiriente y desplumado
como qué
doloroso.

Tiene miedo a la tarde
tiene horror la mañana
el día que lastima
o se tiñe de estiércol
o se afila los dientes.

La noche hace una casa
negra pura de todos.
La noche hace una casa
pero el terror golpea
y la llena de ojos.

Es amarillo afuera
ay dios
es amarillo como un pájaro muerto
como una aguja de oro
de hielo
como un grito.
Es amarillo afuera.

Y adentro es amarillo.




Idea Vilariño
Uruguay (1920 – 2009)



De: "En lo más implacable de la noche" - Antología personal –
Ed. Colihue – 2009


Fotografía encabezado: https://psicologiaymente.com/clinica/15-fobias-mas-raras

domingo, 14 de abril de 2019

Paul van Ostaijen





Sus ojos o el deseo bien usado


Ojos giran luces
luces llamean lejanías
países donde arde una pira
a mi
me quema una llama
a mi
y callada tiembla lo desconocido
miraestrellas me miran a mi esperando
 que yo viaje

Pero nunca prendo la llama de la pira lejana





Mythos


Una mano eminente está metida en la noche
y está metida ante la noche
ya que la noche es solo ese azul
al final de mis ojos
y ante la noche azul pasa una paloma blanca
si tu ves por la calle pasar delante de ti
una liebre blanca ¡ojo!
traspasa tu vida
de una escala a otra
y no sabes
lo que significa eso





Paisaje joven


Así las dos están casi inmóviles en la pradera
La chica que pende a plomos de una cuerda que cuelga del cielo
acaricia con su larga mano el lomo recto y alargado de la cabra
mientras ésta lleva a sus delgadas patas la tierra al revés
Contra su delantal a cuadros blancos y negros
la chica que yo – jugando con mi soledad –
llamo Úrsula
aprieta una amapola

No hay palabras que sean tan graciosas
como los anillos en los cuernos del cebú
ni tan curtidas por el tiempo – como una piel de cebú -
capaces de absorber su valor desnudamente
Palabras así reuniría yo de buena gana en una gavilla
para la chica de la cabra

Más allá de mis manos
mis manos buscan
mis otras manos
sin parar





Geología


Mares profundos rodean la isla
mares profundos y azules rodean la isla
no sabes
 si la isla pertenece a las estrellas allí arriba
no sabes
si la isla pertenece al eje terrestre
mares profundos
mares profundos y azules
que la sonda baje
que la sonda busque
que busque bajando
y baje buscando
buscando su propia búsqueda
y siga
bajando
y siga
buscando
mares profundos
mares azules
mares profundos y azules
mares profundamente azules
bajar
buscar
a las estrellas invertidas
dos veces azul
y dos veces insondables
Cuándo encontrará la sonda azul
en el mar azul
el alga verde
y el arrecife de coral
Un animal que en la vida busca sin parar una paz imaginada
– una alucinación de mil células milenarias –
como un animal que busca y solo encuentra en sus dedos
ciegos el repetir del hacer ya hecho
como un animal así
así baja la sonda
del marinero
Si este bajar tuviera que pasar rozando tus ojos no conocerías
vaciedad más grande





Paul van Ostaijen 
(1896-1928)

Poeta y escritor belga. Fue el introductor en Flandes de la poesía expresionista y del surrealismo literario. Son notables sus relatos breves y los poemarios Music-hall (1916), La señal (1918) y Ciudad ocupada (1921).


Traducción de M. Negrón

miércoles, 3 de abril de 2019

Horacio Basterra




Nada

He llegado hasta tu casa...
Yo no se como he podido!
Si me han dicho que no estas,
Que ya nunca volverás, .
Si me han dicho que te has ido!
Cuanta nieve hay en mi alma!
Que silencio hay en tu puerta!
Al llegar hasta el umbral,
Un candado de dolor
Me detuvo el corazón.
Nada, nada queda de tu casa natal...
Solo telarañas que teje el yuyal.
El rosal tampoco existe
Y es seguro que se ha muerto al irte tu.
Todo es una cruz!
Nada, nada más que tristeza y quietud...
Nadie que me diga si vives aun...
Donde estas... para decirte
Que hoy he vuelto arrepentido
A buscar tu amor.
Ya me alejo de tu casa
...y me voy yo ni se donde...
Sin querer te digo adiós
Y hasta el eco de tu voz
De la nada me responde.
En la cruz de tu candado
Por tu pena yo he rezado...
Y ha rodado en tu portón
Una lagrima hecha flor
De mi pobre corazón
Nada, nada queda de tu casa natal...
Solo telarañas que teje el yuyal.
El rosal tampoco existe
Y es seguro que se ha muerto al irte tu.
Todo es una cruz!
Nada, nada más que tristeza y quietud...
Nadie que me diga si vives aun...
Donde estas... para decirte
Que hoy he vuelto arrepentido
A buscar tu amor.



Horacio Basterra 
( Montevideo, Uruguay, (1914 – 1957. Utilizaba el seudónimo de Horacio Sanguinetti, fue un letrista dedicado al género del tango de larga trayectoria en Argentina.















Música: José Dames
Arr.: Eduardo Ferraudi
Yacumenza Grupo vocal

Poesía del Mondongo

A todos, gracias por compartir este espacio

Email: fernando1954@gmail.com