martes, 26 de julio de 2011

Antonio Requeni




Sala de espera

Nuestro cuerpo es una sala de espera
donde la muerte se entretiene
leyendo una revista.
Sentada, hojea nuestra alma
(grabados con leyendas neblinosas
y excesivas erratas en el texto).
Extrae luego un lápiz y descifra
las palabras cruzadas. Doble ahora
ya las últimas páginas. Bosteza.
Cruza las piernas. Fuma un cigarrillo.
Hasta que suena el timbre y se levanta.



El vaso de agua


Cuando me acuesto, desde que era niño,
pongo a mi lado un vaso de agua.
Al apagar la luz, si lo contemplo
brillar en la penumbra, me imagino
que el agua es otro nombre de mi madre
y estoy seguro de que, ya dormido,
alumbrará el acuario de mis sueños.
Sombra, misterio, música nocturna
que bebo a los lentos sorbos o me bebe.
¿Eres tú quien me sueña en ese extraño
país donde algún día nos veremos?
¿Dormir es un ensayo de la muerte?
Por las mañana, cuando me recuerdo,
muchas veces el vaso está vacío.
Y vuelvo, desganado, a la rutina
de calles y de rostros, mientras llega
la oscuridad, el rito silencioso
de llenar nuevamente el vaso de agua
para ponerlo al lado de mis sueños
y saber que allí estás, que me proteges,
que hay algo puro en medio de la noche.




Antonio Requeni
Nació en Buenos Aires en 1930.



Publicaciones: Luz de Sueño, 1951; Camino de canciones, 1953, El alba en las manos, 1954; La soledad y el canto, 1956; Umbral del horizonte, 1960; Manifestación de bienes, 1965, Inventario, 1974, Línea de Sombra, 1986, Poemas 1951-1991, 1992; Antología Poética (1996) y Poemas italianos, 2003.

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Poesía del Mondongo

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