domingo, 17 de enero de 2010

Samuel Ferguson



















El Lamento de Deidre

I.
Los leones han marchado de la colina,
y me han dejado sola –sola-
Cavad la tumba, ancha y profunda.
¡Porque estoy enferma, y débil dormiría!

II.
Los halcones de los bosques han volado,
y me han dejado sola –sola-
cavad la tumba, profunda y ancha,
y dejadnos yacer lado a lado.

III.
Los dragones de las rocas están durmiendo,
sueño que no despiertan nuestros lamentos:
cavad la tumba y disponedlo;
echadme sobre el cuerpo de mi amor verdadero.

IV.
Echad sus lanzas y brillantes hebillas
al lado de los guerreros correctamente;
delante de mí muchos días los Tres
me llevaron sobre sus hebillas de eslabones.

V.
Sobre el suelo de la baja tumba pones,
bajo sus cabezas, la azul espada;
muchas veces los nobles Tres
enrojecieron por mí las azules hojas.

VI.
Poned los collares, convenientemente,
de sus grises mastines a sus pies;
muchas veces para mí trajeron ellos
con su ladrido al rojo y alto ciervo.

VII.
¡Oh! Escuchad mi verdadero amor cantando,
dulce como el sonido de las trompetas tocando:
como el balanceo del océano creciendo
gira su profunda voz alrededor de nuestro sitio.

VIII.
¡Oh! Escuchad los ecos retumbando
alrededor de nuestro verde y bello casco,
cuando los Tres, con altísimos coros,
pasan a la silenciosa alondra sobre nosotros.

IX.
Eco ahora, duerme, mañana y noche
¡solamente la alondra encanta el firmamento!
Los labios de Ardan están escasos de aliento,
la lengua de Nessa tiene el frío de los muertos.

X.
Venado, triunfante en la montaña y el valle,
salmón, saltando del lago a la fuente,
garza, en el aire libre os podéis calentar
¡Los hijos de Usnach no os harán más daño!

XI.
El soporte de Erin no lo sóis más,
gobernantes de la cresta de la guerra;
vuestro destino nunca más será
mantener la resplandeciente batalla de pie.

XII.
¡Aflijida estoy! por el fraude y el agravio,
falsos traidores y poderosos tiranos,
cayó el clan de Usnach, comprado y vendido,
¡Para el festejo de Barach y el oro de Conor!

XIII.
¡Tristeza para Eman, techo y muro!
¡Tristeza para la Rama Roja, tierra y salón!
¡Diez veces mayor tristeza y negro deshonor
para el falso y sucio clan de Conor!

XIV.
Cavad la tumba, ancha y profunda,
enferma estoy, y débil dormiría.
Cavad la tumba y disponedlo,
echadme sobre el cuerpo de mi amor verdadero.


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Samuel Ferguson.
(Belfast, 10 de marzo de 1810 – Howth, 9 de agosto de 1886) fue un poeta, abogado y anticuario irlandés, considerado por muchos el más importante poeta angloirlandés del siglo XIX, perteneciente al Renacimiento céltico.

Nació en una familia que se trasladó desde Escocia al Ulster durante el siglo XVII. Su padre llevaba una vida de perdulario incorregible y su madre era una persona muy sociable y amante de la literatura, de forma que desde niño les hizo leer a sus seis hijos las obras de Shakespeare, Walter Scott, Keats, Shelley y otros autores ingleses.



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Poesía del Mondongo

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