martes, 25 de febrero de 2020
María Barrientos
El principio del padre
Te llamo por tu nombre
como la hija adúltera, lejos
de la brutalidad del momento
labios sellados
y esta prohibición
de hielo:
no puedo quebrarla con mis manos
y ser tu virgen
pero no te olvides
que
empezamos
juntos esta necesidad
de nombrarnos.
Zoo
Culpa
de tu carne
es esta rama de
venas
que calienta
una circulación
melancólica
ambos
atacamos
con un desgarro
triste:
la boca en la comisura
de la cacería
la sangre
corriendo
pequeños ciervos
que vimos
aquel día
en su selva
doméstica.
Tu madre, ese anillo y su costura
Viajes viajes
para encontrar
a tu joven madre muerta
y no pensabas en otra mujer
porque todas
se habían
roto con ella,
como copas
finas,
fragmentos
de operaciones
sin sangre,
y así heredé una tolerancia al dolor
que los médicos
admirarían
pero ese síntoma
ni llegaba a palidecernos
apenas
dóciles
nos domaban
hacia un alivio instantáneo,
como si un ángel golpeara
con su pala
la verdadera enfermedad.
María Barrientos
De "La duración" - Editorial La luna qué (2012)
(Buenos Aires, 1959) Ha publicado los libros “Habitaciones para la vigilia” (Poesía, Filofalsía , 1990. Faja de Honor de la Sade), “Cross” ( Poesía, Libros del Empedrado, 1995.
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Poesía del Mondongo
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Email: fernando1954@gmail.com
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