jueves, 27 de agosto de 2015
Natalia Litvinova
gómel
mi abuelo lo único que hacía era afeitarse y temblar
frente al televisor.
mi padre todas las mañanas se perdía en el campo,
transformado en un punto tridimensional de la nieve.
regresaba con una sonrisa mística en su rostro y nadie
sabía por qué.
en verano también esa misma sonrisa y frutillas
en sus manos, en primavera frambuesas.
la sonrisa de mi padre traía frutos maravillosos.
mi abuelo temblaba cada día más, su cabeza recaía
como mandolina y se erguía como un piano.
un día mi padre regresó con manzanas
mi abuelo dio con la clave del silencio.
no crezcas
vuelvo a tener la edad que nunca tuve.
mi padre se acomoda sobre mi regazo
y me susurra al oído su regalo de navidad.
acaricio sus cabellos.
no crezcas
eso no hace falta para que exista.
él insiste y crece.
ahora un cuerpo sobra.
romper
mi lengua en libretas viejas
teléfonos sin destinatario
borrar un nombre revelado
por el lápiz
romper el lápiz
la mano
Natalia Litvinova
De "Rocío animal" - Colectivo editorial La Pulga Renga (2013)
Nació en Gómel, Bielorrusia, en 1986, desde los diez años reside en Argentina.
Fotografía: http://www.vallejoandcompany.com/que-nos-quisimos-decir-con-ese-silencio-una-entrevista-a-natalia-litvinova/
lunes, 24 de agosto de 2015
Gustavo Tisocco
Cuando mi Príncipe
me despertó del sueño
más de siete enanos nos juzgaron.
Desde ahí, ese beso es mi gloria.
Ahora,
todas las manzanas
que nos ofrecen,
saben a veneno.
Certeza
Tengo la certeza
de que mi abuelo Pedro se quedó dormido
y me lo robaron barcos piratas.
Sabido que estos bárbaros
aglutinan fortunas,
trofeos, tesoros…
Gustavo Tisocco
Argentino – 1969
De "Cicatriz" - Ediciones Vinciguerra – 2009
Nació en Mocoretá, Corrientes. Tiene publicados más de seis libros de poesía y ha participado en antologías de nuestro país y el extranjero.
Recibió cuantiosos premios y sus poemas se han traducido a varios idiomas.
Dirige el blog: mispoetascontemporaneos2.blogspot.com
Imagen extraída de: thekingsoftheblog.com
Foto extraída de: diarios.net
miércoles, 19 de agosto de 2015
Roberto Malatesta
Miedo de que un día
Miedo de que un día planifiquen la lluvia,
algo así como de 3 a 3.15 de la mañana
para las zonas urbanas
comprendidas entre tal y cual calle.
¿Tendré que madrugar para escribir mi poema de la lluvia,
se suicidarán en masa las ranas cantoras
o acaso se sindiquen
y provoque un curioso croar de protesta?
Miedo por la suerte de aquellos que se nieguen
a tan futuro feliz preconcebido en seco;
miedo por las máquinas que atentan contra mi estilo poético,
miedo por las máquinas de nacer y por las máquinas de morir,
miedo por la moda del placer y
por sobre todo miedo
del temor ritual que impregna a la gente
que se apoya en lo lustroso y se dice partidaria
de aquello desprovisto de toda rigurosidad.
Miedo al fin, no tan terrible, si me aferro
a tu boca que comparte mis miedos y mi risa
por la estupidez de estos tiempos ligeros.
Roberto Malatesta
Argentino – 1961
De: El silencio iluminado - Ed. Leviatan – 2011
Obra de Tetsuya Ishida (Japón: 1973- 2005)
viernes, 14 de agosto de 2015
Anne Sexton
La balada de la masturbadora solitaria
El final del asunto siempre es la muerte.
Ella es mi taller. Ojo resbaloso,
fuera de mi tribu mi aliento
ve que no estás. Espanto
a los que esperan. Estoy saciada.
De noche, sola, me caso con la cama.
Dedo a dedo, ahora es mía.
No está tan lejos. Es mi encuentro.
La toco como a una campana. Me reclino
en el tocador donde solías montarla.
Me usaste sobre la manta floreada.
De noche, sola, me caso con la cama.
Tomá esta noche, por ejemplo, mi amor,
en la que cada una de las parejas se une
en un revolcón abajo, arriba,
el par abundante en espuma y pluma,
arrodillándose y empujando, cabeza a cabeza.
De noche, sola, me caso con la cama.
Me alejo de mi cuerpo, de esta forma,
un milagro irritante. ¿Podría
exhibir el mercado de los sueños?
Estoy extendida. Crucifico.
Mi pequeña ciruela, le decías.
De noche, sola, me caso con la cama.
Entonces llegó mi rival de ojos oscuros.
La dama de agua, levantándose en la playa,
un piano en la yema de los dedos, vergüenza
en los labios y voz de flauta.
En cambio yo fui la escoba chueca.
De noche, sola, me caso con la cama.
Ella te agarró como una mujer agarra
un vestido de liquidación de un estante
y yo me rompí como se rompe una piedra.
Te devuelvo tus libros y tu equipo de pesca.
El diario de hoy dice que se casaron.
De noche, sola, me caso con la cama.
Los chicos y chicas son uno esta noche.
Desabotonan blusas. Bajan cierres.
Sacan zapatos. Apagan la luz.
Las brillantes criaturas están llenas de mentiras.
Se están comiendo mutuamente. Están saciados.
De noche, sola, me caso con la cama.
The Ballad of the Lonely Masturbator
The end of the affair is always death.
She's my workshop. Slippery eye,
out of the tribe of myself my breath
finds you gone. I horrify
those who stand by. I am fed.
At night, alone, I marry the bed.
Finger to finger, now she's mine.
She's not too far. She's my encounter.
I beat her like a bell. I recline
in the bower where you used to mount her.
You borrowed me on the flowered spread.
At night, alone, I marry the bed.
Take for instance this night, my love,
that every single couple puts together
with a joint overturning, beneath, above,
the abundant two on sponge and feather,
kneeling and pushing, head to head.
At night, alone, I marry the bed.
I break out of my body this way,
an annoying miracle. Could I
put the dream market on display?
I am spread out. I crucify.
My little plum is what you said.
At night, alone, I marry the bed.
Then my black-eyed rival came.
The lady of water, rising on the beach,
a piano at her fingertips, shame
on her lips and a flute's speech.
And I was the knock-kneed broom instead.
At night, alone, I marry the bed.
She took you the way a women takes
a bargain dress off the rack
and I broke the way a stone breaks.
I give back your books and fishing tack.
Today's paper says that you are wed.
At night, alone, I marry the bed.
The boys and girls are one tonight.
They unbutton blouses. They unzip flies.
They take off shoes. They turn off the light.
The glimmering creatures are full of lies.
They are eating each other. They are overfed.
At night, alone, I marry the bed.
Anne Sexton
(1928-1974) Nació en Massachusetts.
traducción: Griselda García
extraído del blog: griseldagarcia.blogspot.com
Fotografía: www.eitb.eus
lunes, 10 de agosto de 2015
Saúl Salinas
La madrugada
¿No ver a tu corazón?
¿qué dice usted?
adorada prenda querida
así ha de ser;
y verá que por tu amor
¿qué dice usted?
estoy al perder la vida,
así ha de ser.
No te duermas mi querida
no te duermas mi adorada,
¡que viene aclarando el día
la madrugada!
Estoy al perder la vida,
¿qué dice usted?
En la agonía muy fuerte
así ha de ser.
Al verte todos los días
¿qué dice usted?
mis ojos lloran por verte
así ha de ser.
No te duermas mi querida,
no te duermas mi adorada...
¡qué viene aclarando el día
la madrugada!
Soñé que el fuego se helaba
¿qué dice usted?
y que la nieve se ardía
así ha de ser.
Y por soñar imposibles
¿qué dice usted?
soñé que tú me querías
así ha de ser
No te duermas mi querida,
no te duermas mi adorada,
¡que viene aclarando el día
la madrugada!
Saúl Salinas
Argentino (1882 – 1921)
Dúo Gardel-Razzano. Guitarra: José Ricardo
domingo, 2 de agosto de 2015
Juan L. Ortiz
A la orilla del río ...
A la orilla del río
un niño solo
con su perro.
A la orilla del río
dos soledades
tímidas
que se abrazan.
¿Qué mar oscuro,
qué mar oscuro,
los rodea,
cuando el agua es de cielo
que llega danzando
hasta las gramillas?
A la orilla del río
dos vidas solas
que se abrazan.
Solos, solos, quedaron
cerca del rancho.
La madre fue por algo.
El mundo era una crecida
nocturna.
¿Por qué el hambre y las piedras
y las palabras duras?
Y había enredaderas
que se miraban,
y sombras de sauces,
que se iban,
y ramas que quedaban…
Solos de pronto, solos,
ante la extraña noche
que subía y los rodeaba:
del vago, del profundo
terror igual,
surgió el desesperado
anhelo de un calor
que los flotara.
A la orilla del río
dos soledades puras
confundidas
sobre una isla efímera
de amor desesperado.
El animal temblaba.
¿De qué alegría
temblaba?
El niño casi lloraba.
¿De qué alegría
casi lloraba?
A la orilla del río
un niño solo
con su perro.
Juan L. Ortiz
De"Alta marea y otros poemas" (Antología) - Ed. CEAL – 1983
Foto Juan L. extraída de: mulablanca.com
Foto paisaje: Vap
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Poesía del Mondongo
A todos, gracias por compartir este espacio
Email: fernando1954@gmail.com
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