Escuchas voces: láminas de sal para tu voz de fuego. Oyes al viento entrar en ti con sus alas verdes pudriéndose en el lodo. Sabes que es un designio de los dioses frágiles y simples. Su inquietud te recuerda el interior de un bosque gritando en sus insectos. Criaturas disonantes y armónicas te anuncian la primera vez inalcanzable en que los niños nacen. El tiempo original cae de una costilla anónima a firmes navajazos, dulce remedo de un afán hacia los claustros del enfermo. El viento se dispersa en tu cabeza. Se eleva un canto en la crucifixión que va y vuelve por tu sexo. Dices que Cristo forcejea con sus amores y la famosa espina clavada al son del pecho. Se acerca el petirrojo. La tierra se vacía y tú adivinas sangre en la ciudad corriendo con la ambición de ser el ser que eres por la boca, ecuánime y golpeado, abalanzándote a la piedra de aquellas tentaciones. Igual que él te glorificas. Cuelgas un letrero azul a la entrada de tu cueva. No hay cuervo que dure en sus graznidos la invocación del polvo y la ceniza.
La cara de una bruja se adivina. Son las leyendas celtas que supuran por la piel de tu hijo: Beowulf enterrado con el tesoro del dragón entre su pecho, los nobles de la rosa con sus cabellos sueltos corriendo por el campo, san Telmo perdido en un grano de arena. Hay senderos tramposos de barcos fantasmales, la ruta de Santiago es un vasto rumor donde tu alma se despoja, y "¡cállate dulzura!", le pides al que vaga quejoso y deambulante entre las grutas verdes de las hadas y los ríos ilícitos donde la noche se desnuda. Cantas. Cantas por los párpados de una palabra en tu saliva. La máscara de una armadura resguarda tu nombre, tu nombre de soldado, tu nombre de padre que mira las ballenas como si fueran cirios ondulantes. Lloras bajo las muecas de la luna en vísperas de alumbre. De dos en dos llegas a marzo de marzo a la vulva de todos los cordajes. Las ratas y los chancros son la opacidad en la bahía. Y en esa oscuridad donde los santos suenan sus campanas buscas calmar tu sed con un trago de mar que congrega a la flor en tu garganta.
Bebes, bebes un poco de la vida bailando entre las sombras de todos tus fantasmas.
María Baranda De "Dylan y las ballenas" (2003) Editorial Planeta
México, 1962. Poeta, editora y traductora. Ha escrito los libros de poesía: El jardín de los encantamientos, 1989; Fábula de los perdidos, 1990; Ficción de cielo, 1995; Los memoriosos, 1995; Moradas imposibles, 1997; Nadie, los ojos, 1999; Causas y azares, en colaboración con la pintora Magali Lara, 2000; Narrar, 2001; Atlántica y El Rústico, 2002; y Dylan y las ballenas, 2003. Su poesía ha sido traducida al francés, inglés y lituano. Ha obtenido los premios: Iberoamericano de Poesía otorgado por la Villa de Madrid, España, 1998, Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, 2003
Esta ciudad queda lejos de las rosas de mi padre y de la ventana que da sobre las rosas y de mi mesa junto a la ventana y de mí.
Si valiera la pena escribir en esta ciudad la historia de mi vida hablaría primero de mi pueblo y de las calles de mi pueblo angostas y cortas y mal iluminadas.
De la iglesia (del curita aquel que una mañana no dio misa y de la muchacha que desapareció esa mañana) del río y la barranca y de las lápidas irlandesas del cementerio viejo que está sobre la barranca y del vecino loco que muere entre sus flores y de una puerta que a veces no existía.
Después, padre, hablaría de un perro que se llamaba clavel.
Todo en voz muy baja como quien se confiesa.
Me da un miedo espantoso morirme en esta ciudad sin haber hablado nunca de estas cosas.
Abelardo Castillo nació en San Pedro (Prov. de Buenos Aires) el 27 de marzo de 1935. Comenzó a publicar cuentos hacia 1957 .Volvedor ganó un premio en el concurso de la revista Vea y Lea en 1959, siendo jurado Borges, Bioy Casares y Peyrou. Fundó El Grillo de Papel, continuada por El Escarabajo de Oro, una de las revistas literarias de más larga vida (1959-1974) en la época, caracterizada por su adhesión al existencialismo, al compromiso sartreano del escritor.
PREMIO CASA DE LAS AMERICAS por "Las Otras Puertas" (cuentos). Jurado: Juan Rulfo, José Bianco, Guillermo Cabrera Infante, José Antonio Portuondo.
Por la blanda arena Que lame el mar Su pequeña huella No vuelve más Un sendero solo De pena y silencio llegó Hasta el agua profunda Un sendero solo De penas mudas llegó Hasta la espuma.
Sabe Dios qué angustia Te acompañó Qué dolores viejos Calló tu voz Para recostarte Arrullada en el canto De las caracolas marinas La canción que canta En el fondo oscuro del mar La caracola.
Te vas Alfonsina Con tu soledad ¿Qué poemas nuevos Fuíste a buscar? Una voz antigüa De viento y de sal Te requiebra el alma Y la está llevando Y te vas hacia allá Como en sueños Dormida, Alfonsina Vestida de mar.
Cinco sirenitas Te llevarán Por caminos de algas Y de coral Y fosforescentes Caballos marinos harán Una ronda a tu lado Y los habitantes Del agua van a jugar Pronto a tu lado.
Bájame la lámpara Un poco más Déjame que duerma Nodriza, en paz Y si llama él No le digas que estoy Dile que Alfonsina no vuelve Y si llama él No le digas nunca que estoy Di que me he ido.
Te vas Alfonsina Con tu soledad ¿Qué poemas nuevos Fuiste a buscar? Una voz antigua De viento y de sal Te requiebra el alma Y la está llevando Y te vas hacia allá Como en sueños Dormida, Alfonsina Vestida de mar.
Félix Luna Buenos Aires, (1925 - (2009) Historiador, poeta.
Cómo se ha cerrado esta fisura. Porque esto no es una pared, un jarrón con agua congelada o la grieta goteante de un silencio.
Cómo se han cerrado otras fisuras, cuando los alveolos estallaban y nos ahogábamos en aire.
Quiénes, dónde trabajan y cuánto declaran al año de estas curas. Nos han asaltado con sus batas blancas, con un cinto blanco de sonrisa y se han puesto a cerrarnos heridas que antes no eran blancas.
Una mañana desperté con el pecho abierto y antes del zumo ya había en él gladiolos cerca del esternón. Una mañana el abismo reposaba tranquilo en mi regazo. Y a la siguiente, nada.
Fue como si descargaran un camión de plaquetas, el cierre de una mina abierta en la que no moría nadie.
Sin denuncias, sin molestias, y aún así esta presa para contener cerraditos los órganos. Que no se te escape el oxígeno. Que no albergues acantilados. Que eso no se hace. Que el monopolio de las aperturas lo tienen otros y saben respetar el horario.
Cómo se ha cerrado esta fisura. Cuándo fue la inmersión, la desmemoria.
Yo tenía un campo abierto en el pecho y ahora sólo líquido amniótico, sosegada carencia.
Pero antes nos surcaban zanjas. Nevaba y en las manos nos crecían granadas blancas. Las hundíamos en los demás cuerpos.
Nos cerraron nuestra luz insoportable.
Sofía Castañón
Nació en Gijón, España 1983
Publicó "Animales interiores" (2007), "Últimas cartas a Kansas" (2008) y "Tiempu de render" (2010) y los cuadernos "Culpa de" y "La sombra de Peter Pan".
A esta hora, exactamente, hay un niño en la calle.
Le digo amor, me digo, recuerdo que yo andaba con las primeras luces de mi sangre, vendiendo una oscura vergüenza, la historia, el tiempo, diarios, porque es cuando recuerdo también las presidencias, urgentes abogados, conservadores, asco, cuando subo a la vida juntando la inocencia, mi niñez triturada por escasos centavos, por la cantidad mínima de pagar la estadía como un vagón de carga y saber que a esta hora mi madre está esperando, quiero decir, la madre del niño innumerable que sale y nos pregunta con su rostro de madre: qué han hecho de la vida, dónde pondré la sangre, qué haré con mi semilla si hay un niño en la calle.
Es honra de los hombres proteger lo que crece, cuidar que no haya infancia dispersa por las calles, evitar que naufrague su corazón de barco, su increíble aventura de pan y chocolate, transitar sus países de bandidos y tesoros poniéndole una estrella en el sitio del hambre, de otro modo es inútil ensayar en la tierra la alegría y el canto, de otro modo es absurdo porque de nada vale si hay un niño en la calle.
Dónde andarán los niños que venían conmigo ganándose la vida por los cuatro costados, porque en este camino de lo hostil ferozmente cayó el Toto de frente con su poquita sangre, con sus ropas de fe, su dolor a pedazos y ahora necesito saber cuáles sonríen, mi canción necesita saber si se han salvado, porque sino es inútil mi juventud de música y ha de dolerme mucho la primavera este año.
Importan dos maneras de concebir el mundo. Una, salvarse solo, arrojar ciegamente los demás de la balsa y la otra, un destino de salvarse con todos, comprometer la vida hasta el último náufrago, no dormir esta noche si hay un niño en la calle.
Exactamente ahora, si llueve en las ciudades, si desciende la niebla como un sapo del aire y el viento no es ninguna canción en las ventanas, no debe andar el mundo con el amor descalzo enarbolando un diario como una ala en la mano, trepándose a los trenes, canjeándonos la risa, golpeándose el pecho con un ala cansada, no debe andar la vida, recién nacida, a precio, la niñez, arriesgada a una estrecha ganancia, porque sino las manos son dos fardos inútiles y el corazón, apenas una mala palabra.
Cuando uno anda en los pueblos del país o va en trenes por su geografía de silencio, la patria sale a mirar al hombre con los niños desnudos y a preguntar qué fecha corresponde a su hambre qué historia les concierne, qué lugar en el mapa, porque uno Norte adentro y Sur adentro encuentra la espalda escandalosa de las grandes ciudades nutriéndose de trigo, vides, cañaverales donde el azúcar sube como un junco del aire, uno encuentra la gente, los jornales escasos, una sorda tarea de madres con horarios y padres silenciosos molidos en las fábricas, hay días que uno andando de madrugada encuentra la intemperie dormida con un niño en los brazos.
Y uno recuerda nombres, anécdotas, señores que en París han bebido por la antigua belleza de Dios, sobre la balsa en donde han sorprendido la soledad de frente y la índole triste del hombre solitario, en tanto, sus señoras tienen angustia y cambian de amantes esta noche, de médico esta tarde, porque el tedio que llevan ya no cabe en el mundo y ellos son accionistas de los niños descalzos.
Ellos han olvidado que hay un niño en la calle, que hay millones de niños que viven en la calle y multitud de niños que crecen en la calle.
A esta hora exactamente, hay un niño creciendo.
Yo lo veo apretando su corazón pequeño, mirándonos a todos con sus ojos de fábula, viene, sube hacia el hombre acumulando cosas, un relámpago trunco le cruza la mirada, porque nadie protege esa vida que crece y el amor se ha perdido como un niño en la calle…
Armando Tejada Gómez, poeta argentino (Mendoza) 1929 - 1992
La obra de Armando Tejada Gómez fue declarada de interés Educativo Permanente por la Honorable Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires.
Creer que voy a la India a creer que entiendo lo que creo que hay que creer
creer que entendí lo que hay que creer para saber y creer que estoy en la India porque creo saber lo que hay que creer
creer que sigo en la India para profundizar este saber sin permitirme creer que me ilusiona ganges alguno profesor templo vaca millón de muertos ganges alguno
creer que mi creer estar en la India tiene un sentido cósmico irrepetible intraducible
creer que mi creer estar en la India será fundamental para mi creer saber y el de la India
creer que el seguir en India todo un año resolverá el dilema de lo que es creerse un ser ansioso de saber
de paso creer que es mi deber elaborar manuscribir trasliterar reelaborar y difundir
creer que ya es hora de creer que capté todo lo que había que entender
creer que ya es hora de volver a la añorada patria a divulgar tanto saber
creer salir de la India llegar a la añorada patria ver ver no poder creer
no poder creer no poder ser
creer que vuelvo a la India a ver si entiendo lo que creo que hay que creer
Susana Thénon De "Ova completa"
Nació en Buenos Aires en 1935. Fue poeta, traductora y fotógrafa. Murió en 1991. Escribió cinco libros de poemas: “Edad sin tregua” (1958), “Habitante de la nada” (1959), “De lugares extraños” (1967), “Distancias” (1984) y “Ova completa” (1987) reunidos en “La morada imposible” (2001).
De vez en cuando un vicio nuevo me invade y miro la hora porque se ha vaciado la alcancía, mis besos rebotan por las paredes y mi mera ilusión es ese hábito que escapa de la escasez y se regodea solo, como un altivo gusano, y me como los dedos de mi amante que no me amó, y me lamento de la humedad que da eso en la mirada, y me pongo frenética aupándome para verlo todo más lejos, y me acuso de divinizar lo que toco con el ojo, y me asusta llevar la incertidumbre en los besos, y me pongo celosa porque soy olvidable.
De "Pormenor"
Todo desaparece
Mientras el corazón no es más que una metáfora hay quien aprieta sus papeles se lame los labios, mira la hora, ansía tabaco, y se lanza a la calle como si al sentir el aire sintiese una necesidad de antaño, o varias necesidades de ahora que un presentimiento disipa de repente.
De "Ayer y calles"
Variaciones
Hemos conocido vicisitudes de doble filo aguas donde bañarse era imposible tiempos de amor con un fondo blanco y una ternura por mirarlo todo que nos daba respuestas equivocadas por eso me dirijo a ti. La mujer que hoy piensa y siente a la vez parece perturbada por la situación y resbala entre recuerdos donde el amor era la invención sublime de ser dos. Pero no todo pasa. Me hinco en mi cama y soy una con la conciencia escindida, con la virtud de quererme marear involucrada en sensaciones que no transpiran porque te necesitaría para sudar, y como estoy sola lo canto porque siempre hubo un tiempo y habrá más tiempos ya sin dolor sin esperar que un faro de coche alumbre la esquina donde fijo la mirada. Me siento agotada, como si la sensación de ser yo misma me golpease en un centro conocido pero ignorado.
De " Cuantas llaves"
Concha García
Nació en España, La Rambla, Córdoba (1956), reside en Barcelona, es Licenciada en Filología Hispánica. Publicó: Por mi no arderán los quicios ni se quemarán las teas. (1986); Otra Ley, (1987); Ya nada es rito, (1988); Desdén (1990); Pormenor (1995); Ayer y calles, (1995); Cuantas llaves, (1998); Arboles que ya florecerán, (2001); Luz de almacén, (2001). Ha recibido los premios Aula Negra, Barcarola y Gil de Biedma. En prosa publica Mi amor.doc, (2001).
Catalina tenía la rutina Del eterno crepúsculo en la piel Su comarca de sexo en una esquina Sus hectáreas de pecho en un vaivén
Catalina sabía el argumento De la sábana rota por amor Me soplaba la letra con su aliento Y nos iba surgiendo esta canción
Labio sobre labio sobre labio Y la península mía Beso contra beso Y tu bahía
Cuando se hacen las dos de la mañana Cuando se hacen las cuatro del amor Sus pupilas hamacan porcelana En ojeras de rimel y carbón
Catalina de fuego y nicotina Esperando volver a comenzar Bocanada profunda que ilumina La mirada marrón de par en par
Labio sobre labio sobre labio Y la península mía Beso contra beso Y tu bahía
La mirada en el techo de los días La ceniza en el suelo del pudor Y su nombre arrugado en una silla Su apellido tendido del balcón
Encender la fogata que combina Mi melena, la tuya y la del sol Un retrato de fuego Catalina Con rutina de lento caracol
Labio sobre labio sobre labio Y la península mía Beso contra beso Y tu bahía
Miguel Cantilo
Nació el 9 de noviembre de 1949, músico destacado por la poesía de sus letras. Formó el dúo Pedro y Pablo, junto a Jorge Durietz, que comenzó su actividad contestataria en 1968.
Intérprete: Pedro Aznar
Obra: Pintura roja - Mentor "Barcelona (1919-2003)"
me dices que la cama de tu cuarto está sin hacer que bajaste y todas las tiendas estaban cerradas que hoy
es domingo que ayer sábado dijimos muchas cosas mucho amor ginebra besos que si tengo algo de pan o de ternura
que prestarte
La edad del automóvil
ahora estás en el mercado lleva tus ojos hacia un cuerpo y un volante pruébalo úsalo y rompe el contrato verás qué rápido aparecen futuros arrendatarios tú pregunta por la marca el modelo y la amplitud del asiento de atrás no te reprimas déjate llevar por la erótica del negocio
Las afueras
por más que se extiendan las ciudades hasta juntarse unas con otras por más desengaños que el sexo la muerte o las oposiciones nos deparen quedarán siempre las afueras
la oscuridad de los polígonos industriales la ineficacia el ministerio de obras públicas por más que se empeñen colectivos ciudadanos asociaciones de vecinos seguirán
amaneciendo los restos del amor en las afueras
Sweet Jane
lou reed
yo he vivido mucho tiempo pendiente de un hilo telefónico de un buzón sin cerradura de las manos de unos hombres que no quisieron encontrarme
acumulando toda clase de pastillas esquivando como pude los domingos por la tarde yo he vivido demasiado tiempo al otro lado de la pantalla
mirando el amor por los anuncios
Pablo García Casado De "Las afueras" 1997
Nació en España, Córdoba en 1972. Publicó "Calentura" 1993, "El poema de Jane" 1996, "Las afueras" 1997, "El mapa de América" 2001 y "Dinero" en 2007.
Echamos fuego al agua y apagamos la transparencia. Así quema el hombre la claridad del mundo y la prende de silencio. El temblor humano del fuego, el estrépito de una voz abriéndose, enmudece cualquier palabra. Al fuego le basta con arder.
II
No hay palabra más cierta que otra. Se aprende a callar con los años, aunque parezca que hablemos. Se nace sin palabras y con todas las palabras rotas nos vamos. Y sin embargo, aunque vivir sea enmudecer, existe un placer original en el silencio que justifica todos los silencios.
Javier Vicedo Alós Nació en España, Castellón en 1985. Publicó "La última distancia" (Ed. Puerta del Mar,2010) y "El azul silencio del hombre" (Ed. Aula de Poesía, 2008).
Una caliente contracción en el indefenso espacio y los fogonazos en la oscuridad nos arrojan a una épica impura. Cada cosa es un blanco paralizado bajo el ojo instantáneo del cazador. No es ésta nuestra última cena, pero en las habitaciones la época introduce más muertos de los que merecemos. En el silencio que sigue no hay ninguna explicación sino una brusca asfixia en medio de la comida. La mesa familiar es ahora un centro fracturado. Nadie quiere la historia en su plato de sopa, el síncope detrás de la puerta. Pero el terror nos acerca un combate donde arder a fondo: ningún crimen es una verdad aislada. La noche nos incluye y hay todavía un último disparo distanciado e irónico: allá afuera alguien se ha tomado su tiempo para liberar nuestro juicio atascado. Lo que ha sucedido busca equilibrio en el cerebro. Un escalofrío en la vajilla le pertenece y su bala final ha definido la situación un sitio para nosotros en la ardiente comunidad de la cacería.
Joaquín O. Giannuzzi De "Cabeza Final", 1991
Joaquín O. Giannuzzi nació en Buenos Aires en 1924. Ejerció el periodismo y la crítica literaria en diversos medios, entre ellos la revista Sur y los diarios Crítica, La Nación y Clarín. Su vida de escritor la dedicó a la poesía. Fue distinguido con el Premio Vicente Barbieri otorgado por la SADE (1957), el Primer Premio Fondo Nacional de las Artes (1963 y 1977), el Gran Premio de Honor Fundación Argentina para la Poesía (1979), el Segundo Premio Nacional de Poesía (1981), el Primer Premio Municipal de Poesía (1980 - 1982), el Primer Premio Nacional de Poesía (1992) y el Premio Esteban Echeverría (1993). Ha publicado los siguientes libros: Nuestros días mortales (Sur, 1958), Contemporáneo del mundo (1962), Las condiciones de la época (1967), Señales de una causa personal (1977), Principios de incertidumbre (1980), Violín obligado (1984), Cabeza final (1991), Apuestas en lo oscuro, Emecé(2000), y Obra Poética (Obras completas, Emecé, 2000). Murió en el año 2004 en la provincia de Salta.
El desterrado sin ayer sabe que la memoria es el espacio donde ocurren las cosas por la segunda vez Sabe que memoria es verdad que verdad no es olvido y espera -grito atado con trapos- aprende a esperar desnudo, sin edad, recorre el camino hacia atrás para reunir bajo la luz de los Jardines de Urca las claves de su NIÑO Y por último el mar que NO responde
de “Urca”
Lejos De Casa
Lo verdadero ocurre en aguas profundas y las palabras poco pueden con eso Los pescadores han traído un lobo de mar que por error o azar cayó en la red de congrios y jureles Su cabeza ladeada hacia el este cuelga de un escalón del muelle No respira Tiene un fulgor lechoso en la mirada y en un breve intervalo pasó de ser protagonista a convertirse en obstáculo Es un hecho fortuito un punto irrelevante en la mañana este lobo muerto por error o azar Me recuerda a mi padre el último día que lo vi.
de “Libro de Boock”
Graciela Cros (1945) nació en Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, y reside en San Carlos de Bariloche desde 1971
Para todo sueño, los atardeceres dan a la tarde una luz aparente que no puedo resolver; es que a fuerza de salar el manuscrito crecen la certeza y la demora y por delicadeza pierdo la vida. Más de lo que tú sabes he insistido con golpes en el agua, y es más de lo que puedo el tamaño de las cosas.
Fracasado en lo que no es: en olvidar un rostro, en el azar de las calmas, de un afán silencioso, suelo llegar cansado a la violencia.
Más de lo que tú sabes he insistido y dejo para mí la ceniza breve de tus ojos el azúcar, piedra que no cesa y la omnímoda memoria de las estrellas.
* * *
Hablas del silencio y lo pronuncias.
Las palabras encallan en un significado cualquiera. Dices haber atravesado la línea luego entenderás.
Mirar al cielo entorpece con destrezas.
Es incomparable acaparar el día. Destreza es ver lo circular del arcoiris. La palabra despojada de su penuria ver llover yo viendo llover.
Palabras que anteceden sólo coraza de dichas en gestos.
Daniel Battilana De "Vulnerario"
Nació en Buenos Aires 1962. Poeta, narrador y ensayista. Músico. Realizó estudios en sinología, antropología UBA, e historia de las religiones. Es Master en historia del arte del King´s college of London, con tesis sobre Ausencia y lenguaje y La exaltación del vínculo poético. Es miembro de la Asociación argentina de epistemología del psicoanálisis.
Publicó: POEMAS, cuadernillo, 1985 La Luna que... NICUTALDIA, poemas, edic. Cucaña, Bs. As. 1995. FULCRO, edic. Cucaña, Bs. As. 1997. AGUAMENOR, poemas, edic. Cucaña, Bs. As. 2001. En CD, Propaga/Poemas, en colaboración con el poeta Rolando Revagliatti. VULNERARIO, Ed. Cucaña, Bs. As. 2002 HOMOTEXTUS, Ed. Cucaña, 2005
En forma de lluvia andan mis pasos por esta casa vuelta a construir tantas veces en los ojos
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Me levanto por la noche al amparo del insomnio refiriéndome a mí como quien espera encontrarse en una brújula
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Y la cabeza me piensa una cabeza que piensa a otra que es mía y me piensa a mí
ﭳ
Quién sabe Si me repito será que todo es lo mismo
ﭳ
Gira la brújula desorientada y las ánimas de las cosas se espantan como palomas de los niños
Pero siempre vuelven
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Tantas veces y tantas gotas que van a vaciar un hueco del alma / intranquila
ﭳ
No es temor a la muerte Es que no quisiera recordar la vida como a la niñez y extrañarla para siempre
Iris Alejandra Giménez de “Luz primera”, inédito 1990/93
Nació en mayo de 1969. Reside en la ciudad de Viedma, provincia de Río Negro. Publicó el libro de poemas Lugar necesario, Colección Biblioteca Patagonia, Ediciones El Camarote-2006. Forma parte de la antología “Leer la Argentina”, literatura para adolescentes, Fundación Mempo Giardinelli, con el cuento “La especialidad de la casa”; texto que forma parte de la obra teatral “Pueblo, mi pueblito”, dirigida por Silvina Ferragine, con el asesoramiento literario de Ana Padovani, estrenada en diciembre de 2007 en Buenos Aires, Mar del Plata y en la Feria del Libro Infantil 2008.