Esta vez tu mensaje no me aborda, no me espanta, no me mueve siquiera a una sonrisa ni a una lágrima esta vez tu sombra no me asombra, no puede tu poder, tu voz no alcanza.
No te creo. Mi cuerpo y mi verdad no te provocan ya no basta el juego que juega tu disculpa. Mi estatura y tu traición ya no se tocan
El garfio de la luna que cuelga de mi ombligo Me colma siempre de plenilunios. Después estos vacían su molde, Igual que lo hace la mañana: Arriba ni una sola estrella, Abajo, lechos solitarios. Solo una afelpada albura de nieve sostiene todavía el alfeizar con los codos Y echa a correr por la resbalosa pendiente, Cuesta abajo resulta más emocionante aun: Pareciera que tras un segundo llegara una naranja Que hubiera mordisqueado su mirada. Ojala se atragante la muy glotona Que salpica de sudor su cintura: Se diría que jamás ha visto un membrillo de dos gibas Y jinetea su caballo como un gitano. Repentinos chasquidos aligeran la hora intermedia Y todo toma su lugar. Incluso el teléfono, el sordo ese, Desgarrara sus timbrazos Para demostrar Que lo recuerdan todavía.
Violeta Boncheva, nacida el 01 de abril de 1951 en la ciudad de Stara Zagora. Profesora de espanol en un colegio preparatorio. Tiene siete libros, cinco de poesia y dos en prosa. Dos de los libros son bilingues, traducidos por el traductor mexicano Reynol Perez Vazquez. Ganadora de premios nacionales y internacionales: de EEUU y del Reyno de Espana. El mes de noviembre de 2008,los lectores del blog literario argentino de Silvia Loustau votaronn por ella y la proclamaron de Poetisa de la semana. Ha vivido casi tres anos en Monterrey, Mexico donde trabajaba y estudiaba espanol. Sus obras traducidos al ingles, espanol y portugues son publicados en Mexico, Argentina, Chile, Espana, Grecia,EEUU.etc
Miren cómo sonaba allá en mi barrio agreste este nombre caído de los mares lejanos: Toddy Deussán. Un chico alimentado a lirios. Una flor de su madre que soñaba otra vida.
Supe que no querían que jugara conmigo porque yo era la forma del pánico y el hambre y la más descarada miseria por el mundo. Pero Toddy, esa gracia hecha de mimbre y aire, vivía hipnotizado por mi gran aventura. Cuando huía del ojo celoso de su madre se acercaba a mi sombra con cierto desenfado, me mostraba sonriendo sus ignotos tesoros y me buscaba el lado más pájaro del alma.
Él descubrió en mis ojos cierto país del sueño donde se desnudaba un ángel con harapos, algunos yacimientos de enterrada inocencia y un gran rompecabezas de ternura en mis manos.
Un día, ya vencidos por nuestra resistencia, los padres me dejaron entrar en el santuario, nos sirvieron un río de leche y medialunas y yo los deslumbré dibujando caballos.
Después, siguió la vida, como siempre sucede, volvió el viento de agosto y crecieron los árboles; sus padres, que tenían el sueño de otra vida, una tarde ceniza se mudaron de barrio. Yo olvidé al canillita en un cruce de esquinas, entré al jornal violento del vino y los obrajes, vestí los portentosos pantalones del viento y descubrí mi oficio de fábula y guitarra.
Toddy, se llama Alfredo Deussán, vive en Mendoza, casó con otro mimbre hace muchos veranos, seguramente tiene un puñado de niños y es una pajarera su comedor de diario.
Acaso, un año de estos, cuando vuelva al oeste, llame a su puerta clara y despierte sus pájaros, sólo porque un amigo es la vida dos veces y desde aquella tarde no dibujo caballos.
Armando Tejada Gómez nace el 21 de abril de 1929 en Mendoza, a orillas del zanjón Guaymallén. Hijo anteúltimo de 24 hermanos. Canillita, lustrador de zapatos, luego obrero de la construcción. A la muerte de su padre, con cuatro años, vive algunos meses en el campo, con su tía Fidela Pavón, quien le enseña las primeras letras en un breviario. Es esa la única instrucción que recibió. A los quince años adquiere un Martín Fierro y a partir de allí comienza a leer fervorosamente toda clase de lecturas, instruyéndose por su cuenta. Comienza a despertarse su inquietud social, participando de jornadas de protesta, luchas obreras y políticas al mismo tiempo que comienza a expresarse a través de su poesía. Es uno de los más grandes compositores/poetas de nuestra patria. Fallece en Buenos Aires el 3 de noviembre de 1992.
Mi hermano A quien no veo desde hace mucho Muchísimo, quizás décadas Me mandó una cabeza de buitre Con una nota en el dorso: “Guárdalo de ladrones y mendigos Del tiempo” Y añade: “De ti”• Nadie necesita volar. Desde hace tiempo Vuelo en los sueños Y caigo siempre Y siempre en el mismo sitio. Al buitre no le preocupa mi derrota Ensimismado Vuela.
Poeta iraquí, hispanista, narrador y guionista de cine. Nació en Bagdad en 1968 y reside en Madrid desde 1993. En el año 1997 fundó la editorial árabe ALWAH, y desde entonces dirige la única revista cultural en lengua árabe en el territorio español dedicada, especialmente, a la literatura del exilio.
¿Y si la poesía fuera salir desnuda con heridas, desamparo ladrar miserias hasta quebrar la voz. Pedir compasión, amar jugándose cada jirón aún para alimentar cuervos gusanos o cerdos llorar en las esquinas. Esconderse detrás de melodiosas palabras poéticos sarcasmos? Que no se corra la tinta y se descubra la lágrima.
Nunca tuve lo que se dice una buena dentadura. Con mi boca mordí su nuca, su garganta, la forma de morder se fue adecuando al poco calcio, la poca fuerza, a las piezas postizas y a las que fueron salvadas. Reír, eso quise. Perdí las ganas de morder como quien deja la vida a un costado, la ve ahí, un vestido de fiesta doblado en la silla.
Llovió sobre el jardín, gotean de lluvia y de un rocío nocturno bombitas de colores.
Ahora, con lo que tengo dado y quitado, con mi boca beso, y cada noche, antes de dormirme, ruego a Dios no morir con los ojos abiertos, los dientes apretados.
Irene Grussnació en Buenos Aires en1950. Formó parte del grupo de poetas que fundó, a comienzos de los años 1970, el taller «Mario Jorge De Lellis», desde el que actuó un movimiento que significó a la vez la continuación y el replanteo del coloquialismo que animó la poesía de los 60.
Melina es rica Yo me la como pero NO me cae bien Es rica No ceso de comérmela No cesa de NO caerme bien aunque es rica.
Yo también
Yo también he tenido 35 años e incluso, menos
Yo también he lucido mis pectorales en la playa e incluso mis abdominales
Yo también he seducido a Libertad Leblanc e incluso la he complacido
Yo también me he frotado contra colegialas en [los colectivos e incluso contra profesoras
Yo también he reventado de envidia e incluso he envidiado sin reventar
Yo también he sistematizado mis avances a mujeres en la vía pública e incluso mis avances a hombres en la vía [privada
Yo también he sido sobreestimado e incluso, sobreseído.
publicados en: Infamélica (2010)
Rolando Revagliatti nació en la ciudad de Buenos Aires en 1945. Publicó en soporte papel dos volúmenes con cuentos y relatos, uno con su dramaturgia, quince poemarios, además de tres antologías poéticas. Su poemario "Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo", inédito en soporte papel.
3. el poeta del lugar lee un poema y luego otro, como quien echa suerte entre gitanos, tal palma de su siniestra mano: te estuve yo quemándome en tu agua, etc. aceza. no doy más. toma agua. y lee (entre el amor y entre la pena) otro. más. arcaico. su- yo: la flor trans- ferida de infancia en infancia, su yo dado ex- terminado, yodado, ¿curado?, etc. ya me parecía que eso era mío, consiente. todos los poetas son chorros zorros, hoy es decir la perdiz — oyes los médanos silbar: el tercer vuelo termina aquí.
Juan Carlos Bustriazo Ortiz nació en Santa Rosa, entonces capital del Territorio Nacional de La Pampa, el 3 de diciembre de 1929. Su obra poética, iniciada con "Los poemas puelches" (1954-1959), incluye más de sesenta títulos. De ese conjunto extraordinario sólo se publicaron "Elegías de la piedra que canta" (1969), "Aura del estilo" (1970), "Unca bermeja" (1984), "Los poemas puelches"- "Quetrales" (1991) y “El libro del Ghempín” (2004); todos en pequeñas tiradas y prácticamente inhallables
Ella es un pájaro que de noche vuela a lugares desconocidos Lleva entre sus alas el sabor de los que la amaron durante el día Viaja sola por temor a que la soledad la abandone Ella se entrega a los brazos que la oscuridad le proporciona Esos brazos la abrigan de la posibilidad cierta de la muerte La muerte siempre la descubre amparada por la noche A veces se detiene a beber agua de los arroyos quietos Y un nombre que se dibuja en la momentánea transparencia del mundo Le recuerda que no todo lo escrito podrá ser leído.
Ella dijo
empujá la desdicha a un lado porque para el dolor siempre hay tiempo y recordá la vida no es más que estos pedazos de nosotros compartidos con los demás
José María Pallaoronació en La Plata en 1959. Vive en City Bell. Es director de la revista de poesía El espiniyo. Además edita Aromito (www.aromitorevista.blogspot.com). Publicó plaquetas, cuadernos y cuatro libros de poemas: El viaje circular, Pájaros cubiertos de ceniza, Son dos los que danzan y Poemas anteriores.
Un pájaro me canta y yo le canto me gorgojea al oído y le gorgojeo me hiere y yo le sangro me destroza lo quiebro me deshace lo rompo me ayuda lo levanto lleno todo de paz todo de guerra todo de odio de amor y desatado gime su voz y gimo ríe y río y me mira y lo miro me dice y yo le digo y me ama y lo amo - no se trata de amor damos la vida- y me pide y le pido y me vence y lo venzo y me acaba y lo acabo.
Poeta uruguaya nacida en Montevideo en 1920. Además de poeta, fue crítica literaria, traductora, compositora y educadora. En 1985, tras la dictadura, obtuvo la Cátedra de Literatura Uruguaya en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República. De sus traducciones sobresalen los trabajos realizados sobre Shakespeare, reconocidos ampliamente por la crítica. Su personalidad y sus convicciones la llevaron durante muchos años a rechazar cualquier tipo de promoción de su nombre y de su obra. A pesar de ello, obtuvo varios premios internacionales y ha sido traducida a otros idiomas. Sus poemas, dotados de gran musicalidad, se agruparon en títulos como «La suplicante», «Poemas de amor», «Nocturnos» y «Poesía». Falleció en Montevideo en abril de 2009
Papi mataba un cordero Cada cumpleaños Los cuereaba y les sacaba despacito El corazón Delante de mí Papi sí que sabía de vacas y caballos A las vacas Las miraba a los ojos Y ellas permanecían impávidas Pensando, vaya uno a saber qué. A los caballos Les acariciaba las patas con Delicadeza y después, Les daba una palmadita Como podrían saludarse los viejos amigos Papi me decía "nena, no se dice puta" Y yo aprendí con inocencia De cordero "pu, no….ta, no…-le decía- Puta sí".
2-
Mami tampoco era inocente Le retorcía el cuello A una gallina En un santiamén Con la excusa del puchero Una vez la vi llorar Frente al despeñadero De plumas A lo mejor era nostalgia Por las causas perdidas O tal vez lloraba con lágrimas Del pato Que –estoy segura—amaba A la bataraza en el cadalso.
3-
Me caso para divorciarme Y qué Les dijo mientras María se confundía con las cenizas del Ave y la guitarra de Pablo Milanés No ama quien quiere sino quien puede Elegir/se Con libertad Más tarde diría Spinetta Que buscar se parece a nada Pero buscar siempre es mejor Que morir de sed Adoro lavar, planchar y cocinar Pero todavía Sueño con bordear Lo marginal Correr El peligro de saber quién soy Me caso, y qué Les dijo y los hizo Testigos de que todo Futuro es imperfecto.
Norma Etcheverry Nació en Ranchos, provincia de Buenos Aires, y reside en La Plata. Estudió Periodismo en la UNLP y cursó en Humanidades materias de literatura y filosofía. A fines de los 80 participó, entre otros, con E.Tomaz, Caso Rosendi, Rezzano, Patricia Coto, Carlos Ríos, Susana Dakuyaku, Ralveroni, de la Feria del Autor Inédito, un proyecto que llevó la poesía a la calle mediante la difusión de producciones artesanales en plazas y espacios públicos. Publicó "Máscaras del Tiempo" (1998) y "Aspaldiko" (2002), (Editorial Universitaria de La Plata). Colabora en la revista de poesía "El espiniyo", y publicaciones del interior. Produce "Diagonal Converso", revistual breve que se distribuye periódicamente por correo electrónico www.diagonalconverso.blogspot.com . Ha participado en Talleres de escritura en la Casa de la Poesía de Buenos Aires (Coordinación: Alicia Genovese).(www.ovejasenlaniebla.blogspot.com)
Se me va de los dedos la caricia sin causa, Se me va de los dedos. . .En el viento, al pasar, La caricia que vaga sin destino ni objeto, La caricia perdida, ¿Quien la recogerá?
Pude amar esta noche con piedad infinita, Pude amar al primero que acertara a llegar. Nadie llega. Están solos los floridos senderos. La caricia perdida, rodará. . .rodará. . .
Si en los ojos te besan esta noche, viajero Si estremece las ramas un dulce suspirar, Si te oprime los dedos una mano pequeña Que te toma y te deja, que te logra y se va.
Si no ves esa mano, ni esa boca que besa, Si es el aire quien teje la ilusión de besar, Oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos, En el viento fundida, ¿Me reconocerás?
Alfonsina Storni, poetisa contemporánea argentina, nació en 1892 en la ciudad de Laggagia, Suiza, y emigró con sus padres a la Argentina cuando era una niña. Durante su infancia vivió en la provincia de San Juan, trabajando desde temprana edad para ayudar a sus padres. Se graduó como maestra, ejerciendo el magisterio al mismo tiempo que se dedicaba al periodismo, usando el pseudónimo de Tao-Lao. Sus colaboraciones fueron publicadas en el diario La Nación de Buenos Aires, diversas revistas y algunos diarios americanos. Su obra poética nace de su gran sensibilidad anímica y abarca desde el postmodernismo hasta una posición singular dentro de las corrientes vanguardistas de la época. Nunca dio en sus poemas la sensación de naturaleza, ni tibieza de hogar, pero evocó mejor su ciudad, el tráfico de las calles, la monotonía de los altos edificios, los trenes, los parques urbanos. No obstante, la nota más persistente en ella es el amor, entendido casi siempre como una especie de furor, contrastante sentimiento romántico con notas irónicas, la dualidad entre el ser y el no ser. Todos sus sentimientos los confiesa sin veladuras en siete libros. Los cuatro primeros: "La inquietud del rosal" (1916), "El dulce daño" (1918), "Irremediablemente" (1919) y "Languidez" (1920), son íntimos y personales, mientras que los otros tres: "Ocre" (1925), "Mundo de siete pozos" (1936) y "Mascarilla y trébol" (1938), constituyen obras más reposadas y cerebrales, llenas de simbolismos y abstracciones. Algunas de sus obras inéditas fueron publicadas en Buenos Aires, en el año 1960; tal es el caso de "Cinco Cartas y una golondrina" y "Poemas olvidados". Aquejada de una enfermedad, entonces incurable, se suicidó, arrojándose al mar en la ciudad de Mar del Plata, República Argentina, en 1938. Pocos días antes de su muerte escribió "Voy a dormir", poema que revela sus claros deseos de suicidio.
Que el pan sea pan y mar el mar Basta de conjeturas Murciélagos lunares o roedores de orquídeas Toda palabra tiene precio Las palabras que atacan como rayos o víboras Y también madre Amigo Y alcohol y cama y mesa Y el hijo concebido a dulces empujones Y los hongos que provocan destellos de amor O resplandores de muerte Y el poeta que cae bajo las balas Como un sol que la noche acribilla
Que el pan sea pan y mar el mar Y el agua eterna Pero la sed eterna Para poder decir al fin: He hallado un pan junto al mar Los buitres sobrevolaban mi amor He mordido una orquídea
Los buitres disputaban un cuerpo querido He guiado camiones y dormido en aserraderos Los buitres devoraban a mi amada Viajé de noche sobre la arena caliente Invoqué los nombres secretos Conjuré un maleficio Contuve una catástrofe Conduje a un águila a su nido He muerto con mis muertos y estoy vivo
Cuando llegué a la ciudad Un loco vagaba por las calles En su mirada había un cuchillo Le di mi mano Lo miré Le hablé y mi voz duró entre los astros Éramos sólo dos sobre la tierra Pero éramos dos sobre la tierra
La soledad se hizo añicos La poesía palabras.
Mario Trejoasegura, alternativamente, haber nacido en Tierra del Fuego, en Comodoro Rivadavia, o en muchos otros lugares… Estuvo radicado en Italia, España, y otros países de Europa y Latinoamérica. Fue integrante del grupo Poesía Buenos Aires.
Ciertos amores muertos tienen la persistencia de las viejas películas de horror donde manos cortadas todavía acarician nuestra piel erizada y ojos sepultados hace ya mucho tiempo guiñan no totalmente faltos de cierta picardía.
Tienen la consistencia de los poemas que no fueron escritos donde palabras nadan y no terminan nunca de nacer.
Palabras como río, anteayer, leprosario, teas, cripta, numeración, congoja y la mañana aquella besándote los pechos.
Gerardo Lewin nació en Buenos Aires (ciudad donde reside actualmente) en 1955. Egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático, cursó estudios de posgrado en Dirección Teatral en la Universidad de Tel Aviv.Participó como actor en diversas puestas teatrales. Se desempeñó asimismo como docente y como traductor.Publica habitualmente poemas en diversos sitios de Internet.Co-dirige el ciclo de poesía El Orate y la Musa. Publica traducciones de poesía hebrea en su blog De_canta_sion.
Las tierras, las tierras, las tierras de España, las grandes, las solas, desiertas llanuras. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, al sol y a la luna.
¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! A corazón suenan, resuenan, resuenan las tierras de España, en las herraduras. Galopa, jinete del pueblo, caballo cuatralbo, caballo de espuma.
¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie; que es nadie la muerte si va en tu montura. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, que la tierra es tuya.
¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar.
De la vida se sale herido, ningún mar sabe de este andar bajo remotas esferas después del desamor y el silencio. Sólo es verdadera la lastimadura, el día entra de espaldas a la noche y la noche es una boca desde la que toda palabra se envilece y se pudre. En insomnio, reflejo de último y extranjero. ¿Dónde se guarda el secreto? ¿Cuándo se tensará la cuerda en el aire quieto? Cada casa reserva escasez y desidia, espejo y muerte, número sin trama. ¿Dónde se guardan la moneda, el ala, el signo del arrebato, la voz y la brasa, el filo, la piedad, el musgo? De la vida se sale herido, ningún mar sabe de la presa entre redes, de la rama que arde sola, lejos.
CARLOS BARBARITO Nació en Pergamino, Argentina, el 6 de febrero de 1955. Libros publicados: Poesía quebrada; Teatro de lirios; Éxodos y trenes; Páginas del poeta flaco; Caballos y otros poemas; Parte de entrañas; Bestiario de amor; Viga bajo el agua; Meninas/Desnudo y la máscara; El peso de los días; La luz y alguna cosa; Desnuda materia, La orilla desierta; Piedra encerrada en piedra, entre otros.
No me cortarán el viento de los ojos, yo te digo; no me cambiarán de azul la torre de los pinos, ni manejarán palomas con las nubes de mis dedos. Yo soy todas las mañanas de los hombres, te digo, todos los inviernos, todos los eneros, yo soy una sangre perdida en la calle más antigua, una espuma de llanto y una tos en los jergones; yo soy para siempre en mi último camino.
Dardo Sebastián Dorronzoro nació en San Andrés de Giles, provincia de Buenos Aires, en 1913. El 25 de junio de 1976 fue secuestrado por un Grupo de Tareas de su casa en el barrio La loma, en la ciudad de Luján.
Pienso que es un gato de cinco patas, un olmo que da peras, alguien que se sienta a la puerta de su casa y no ve pasar el cadáver de su enemigo, tampoco ve pasar el cadáver de su amigo, ve pasar su propio cadáver.
El poeta es el único ser que se baña dos veces en el mismo río, el único que se moja dos veces en la misma lluvia. Shakespeare, el poeta que dijo: el resto es silencio, el poeta que dijo que la vida es una historia llena de ruido y furia contada por un idiota, dijo de los poetas que los poetas son los espías de Dios. ¿Por qué los poetas son los espías de Dios y no el poeta es el espía de Dios?
Simplemente porque Dios es el más grande de los poetas. Y los poetas son, entonces, los espías del supremo espía. Dios es una luz imprecisa que los poetas ven sin enceguecerse, sin entornar siquiera los ojos mientas los boquiabiertos tropiezan en la oscuridad.
¿Para qué sirve?
Según el lugar desde donde se formule la pregunta, para nada. Como dijo Oscar Wilde, todo arte es inútil.
Todo poeta es inútil y para algunos familiares de poetas todo poeta es un inútil. Pero, o porque, si se formula la pregunta desde otro lugar, el poeta trastrueca la familia y los familiares, vuelve útil lo inútil y cuando el viento sopla por los ojos da vuelta la red, la seda de los párpado.
El oficio de Dios
Vamos barruntando que el poeta tiene una propiedad milagrosa. Eso que Girri denominó en poemas perfectos “propiedades de la magia” es propiedad del poeta. Y sospecho que, a través de esa magia, vamos comprendiendo para qué sirve un poeta: sirve para darnos vuelta al revés, mostrarnos que la poesía es una manera de vivir y de morir, hacernos saber que sobre el puente del daño el poeta y la muerte se acometen.
Por eso, cuando Enrique Heine se moría, su mujer, que le había amargado la vida, le dijo: “Te estás muriendo, Enrique, encomiéndate a Dios para que te perdone”. “No te preocupes”, le dijo el poeta, “perdonar es su oficio”.
Isidoro Blaisten nació en Concordia el 12 de enero de 1933, hijo de David Blaisten y Dora Gliclij, judíos que poblaron Entre Ríos, queda sin padre a los 9 años y un año después, habitando ya en Buenos Aires, fallece su madre, cuando vivía en un conventillo pobre de la calle Pringles, en el barrio de Almagro.
Un delicado recuerdo de Julio Cortázar trazado por el poeta Alberto Szpunberg, deja a la vista la gran humanidad del escritor que adhirió fervorosamente a las revolcuiones latinoamericanas.
La memoria hace suyo el juego que Cortázar propone al lector de Rayuela: renovada lectora de sí y del otro que siempre nos habita, la memoria sigue libremente diversos itinerarios y acomoda los recuerdos de distinta manera para recorrerse a sí misma y descubrirse siempre igual y siempre otra. Ese es el “amor más allá de la muerte”. La lectura que hace la memoria de sí es también un renovado descubrimiento del otro. Por eso, siempre es diálogo: a veces, muy íntimo; a veces, multitudinario, aunque, en realidad, siempre íntimo y multitudinario a la vez. ¿Qué se hizo de Cortázar –me pregunto– en medio de estos derroteros de la memoria? Acaso un profundo extrañamiento, cada vez más fuerte, que me agarra cuando algo importante ocurre de pronto: como hoy, en el subte, un chico que vendía estampitas de la Desatanudos, al que le saqué la lengua y se sonrió... ¿A quién contarle, con quién comentar los grandes acontecimientos de la historia? Ahora mismo, por ejemplo, me sentaría con Cortázar en un café, en la mesa de la ventana, y lo pondría al tanto: -¿Sabés, Julio?, hoy en el subte, había un chico… Le saqué las lengua y se sonrió... ¿Vos no sos devoto de la Desatanudos? Conocí a Cortázar en la Agencia Nueva Nicaragua, en París, donde yo trabajaba: un día tocó el timbre, le abrí la puerta y nos quedamos charlando horas. En la charla, Nicaragua era ese chico, el de hoy en el subte... A la nochecita, al irse, Cortázar se llevó las manos a la cabeza y me preguntó: “¿Para qué era que había venido? Ah, claro, ya me acuerdo: es que pasaba por casualidad...” Ahí nomás le conté a Cortázar que mi historia con él también había empezado por casualidad. Me acababa de comprar Los premios, en El Ateneo de Florida, iba para casa y entré en el London, Perú y Avenida de Mayo, y me puse a leer y ahí descubrí que, sin saberlo, por pura casualidad, me encontraba en el mismo café que frecuentaban los personajes de su novela. Cortázar se rió: “¡Fijate, che, qué casualidad! Yo también conocí a mis personajes del London en el London…” Entonces, le conté que no era broma: un día, en el mismo London, yo entré y, también casualmente, encontré a un compañero que hacía tiempo que no veía y le dije: “¡Flaco, qué casualidad!”. Y el Flaco se puso de pie, no para saludarme, sino para citar a Hegel: “La casualidad no es ausencia de causalidad, sino de una causalidad inmediata”. Cortázar se impresionó: “¿Hegel? –me dijo– Eso sí que yo ni por casualidad…”. Ni por casualidad le conté a Cortázar que el Flaco ya no está. ¿Para qué si todas esas cosas Cortázar las sabía? Por eso, la memoria sigue libre sus asombrosos caminos, como ahora, casualmente. Y también por eso, por ser el otro de nuestra memoria, no hay, nunca habrá una causalidad inmediata para recordar a Cortázar, como tampoco al Flaco, excepto ese chico, sí, ese chico, el de la Desatanudos, al que hoy le saqué la lengua y se sonrió... Es que no hay otro “amor más allá de la muerte”...
Nota de Marcelo Massarino a CARLOS PATIÑO Buenos Aires, 31 de mayo (*), especial para ANC-UTPBA).-
Fotografía de Roberto Santoro, por Juan Carlos Malieni en 1972.
“Nosotros queríamos poner en marcha el principio surrealista de sacar la poesía a la calle, que saliera del salón para que llegara al pueblo ¿Cómo lo logramos? Al principio con poemas más o menos espantosos. Nos decían que tirábamos ladrillos florecidos. Íbamos a los mítines, a las concentraciones, leíamos poemas en universidades y sociedades de fomento. Porque había una poesía sin pueblo y un pueblo sin poesía”, asegura el poeta Carlos Patiño, integrante del Grupo Barrilete junto a Roberto Santoro, a quien recuerda como “un generador, un tipo con una fuerza interior poco común.” Pocos días antes de partir al exilio en México en junio de 1976 -después de firmar un pedido por los escritores desaparecidos que el titular de la SADE, Horacio Esteban Ratti, le entregó al dictador Jorge Rafael Videla el 19 de mayo de ese año- Patiño le pidió a Santoro que se fuera. “Esta guerra está perdida. No vamos a poder enfrentarlos, nos van a matar a todos. Cuando vengan ¿con qué les vas a tirar? ¿con libros? Te van a ir a buscar y te van a matar. Pero para Roberto su lugar estaba en el país y que pasara lo que pasara, se iba a quedar en su puesto de lucha. Consideraba que la situación era peligrosa pero que con cuidado se podía trabajar. Ya en el exterior recibí dos o tres cartas muy breves y sin remitente. Hasta que un día no hubo más cartas ni Santoro”. “Éramos de la generación del sesenta, luchadores sociales en todos los terrenos contra el colonialismo cultural y por la liberación nacional y social”. En ese marco, la producción de revistas, carpetas con poemas e ilustraciones, libros e informes de Gente de Buenos Aires fue prolífica. Los Informes sobre Discépolo, la Esperanza, Santo Domingo, Lavorante y Trelew, entre otros, son una muestra de la dinámica de la poesía de aquellos años. “Hacíamos una suerte de periodismo poético”, explica Patiño. “Cuando trabajas en un diario el jefe de redacción te pide una crónica. Nosotros hacíamos lo mismo pero el producto era un poema sobre un acontecimiento que recién se producía, le dábamos un enfoque distinto que le otorgaba otra dimensión a la noticia. Nuestra consigna era ‘¡para mañana, un poema!’, que a la noche siguiente se leían y seleccionábamos”. Reconoce en Roberto Santoro a quien más rápido se adecuaba a este estilo de poesía urgente, de cierre de edición. Como parte del Informe sobre Santo Domingo, por la invasión norteamericana a la República Dominicana, Humberto Costantini escribió el Yanquis hijos de puta y Patiño incluyó Oración, que motivaron una declaración del Canciller de turno y una misa de desagravio a la Virgen María, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. “Esto demuestra –señala Patiño- que el grupo Barrilete sacó la poesía a la calle, mala o buena, mejor o peor, pero siempre ligera y rápida porque tenía que ser comprendida hasta por el más iletrado de los hombres. Nos imponíamos incorporar el lenguaje coloquial en los trabajos, pero no con la intención de revolucionar la poesía. Simplemente, queríamos sacarla a la calle.” Carlos Patiño, quien en 1990 ganó el premio Casa de las Américas por su obra Esquinas silenciosas y en la actualidad dicta talleres literarios en la zona de Quilmes, con el oficio y la paciencia de un artesano de la palabra explica el protagonismo que tuvo “la generación del sesenta” en la poética argentina: “hay una tentativa de aislar a los poetas productores de poesía política del resto de sus contemporáneos para dejarnos sin generación, porque la poesía del ‘60 fue un fenómeno amplio, con poetas que escribían como sentían, de los temas que sentían y en la forma que sentían.” Recuerda una y mil anécdotas de su amigo y compañero que está presente en sus versos y en la plazoleta que lleva su nombre en el barrio de Chacarita. Va hasta la biblioteca y busca “un poema premonitorio” de Roberto Santoro, Canto a la esperanza: si se escapa esta rabia que llamamos esperanza,/ si un día se va,/ yo crucifico al amor/ y después de enterrar a mis hermanos,/ me voy con el tranvía de la muerte/ a clausurar mi corazón en una plaza.” (ANC-UTPBA). (*) Periodista