sábado, 26 de septiembre de 2015

Oliverio Girondo




15


Exigió que sus esclavos le escupieran la frente, y colgado de las patas de una cigüeña, abandonó sus costumbres y sus cofres de sándalo.
¿Sabía que las esencias dejan un amargor en la garganta? ¿Sabía que el ascetismo puebla la soledad de mujeres desnudas y que toda sabiduría ha de humillarse ante el mecanismo de un mosquito?
Durante su permanencia en el desierto, su ombligo consiguió trasuntar buena parte del universo. Allí, las arañas que llevan una cruz sobre la espalda lo preservaron de los súcubos extrachatos. Allí intimó con los fantasmas que recorren en zancos la eternidad y con los cactus que tienen idiosincrasias de espantapájaro, pero aunque tuvo coloquios con el Diablo y con el Señor, no pudo descubrir la existencia de una nueva virtud, de un nuevo vicio.
El ayuno de toda concupiscencia ¿le permitiría saborear el halago de que un mismo fervor lo acompañara a todas partes, con su miasma de sumisión y de podredumbre?
Precedido por una brisa que apartaba las inmundicias del camino, las poblaciones atónitas lo vieron pasar cargado de aburrimiento y de parásitos.
Su presencia maduraba las mieses. La sola imposición de sus manos hacía renacer la virilidad y su mirada infundía en las prostitutas una ternura agreste de codorniz.
¡Cuántas veces su palabra cayó sobre la multitud con la mansedumbre con que la lluvia tranquiliza el oleaje!
Sobre la calva un resplandor fosforescente y millares de abejas alojadas en la pelambre de su pecho, aparecía al mismo tiempo en lugares distintos, con un desgano cada vez más consciente de la inutilidad de cuanto existe.
Su perfección había llegado a repugnarle tanto como el baño o como el caviar. Ya no sentía ninguna voluptuosidad en paladear la siesta y los remansos encarnado en un yacaré. Ya no le procuraba el menor alivio que los leprosos lo esperaran para acariciarle la sombra, ni que las estrellas dejasen de temblar, ante el tamaño de su ternura y de su barba.
Una tarde, en el recodo de un camino, decidió inmovilizarse para toda la eternidad.
En vano los peregrinos acudieron, de todas partes, con sus oraciones y sus ofrendas. En vano se extremaron, ante su indiferencia, los ritos de la cábala y de la mortificación. Ni las penitencias ni las cosquillas consiguieron arrancarle tan siquiera un bostezo, y en medio del espanto se comprobó que mientras el verdín le cubría las extremidades y el pudor, su cuerpo se iba transformando, poco a poco, en una de esas piedras que se acuestan en los caminos para empollar gusanos y humedad.



Oliverio Girondo
Argentino (1892 – 1967)

De: Espantapájaros - Ed. Ceal – 1991


Imagen extraída de: http://www.telam.com.ar/ilustraciones/caricaturas/pagina/57/
(ilustrador, el Tomi)


domingo, 20 de septiembre de 2015

César Cantoni




EL MAYOR PROBLEMA DEL HOMBRE


El mayor problema del hombre
no es el analfabetismo sino la cultura:
las hormigas son analfabetas, pero tienen sabiduría;
el hombre suma conocimientos,
pero aún no ha logrado entender nada.



FAMILIA TIPO CON PERRO


En la foto estamos papá, mamá, mi hermana,
el perro de la casa y yo.
Papá está serio, como siempre,
mamá está linda, como siempre,
mi hermana está asida al brazo de mamá,
el perro está absorto
y yo estoy más rígido que un soldado,
pendiente de la cámara.
Papá y mamá salieron de foco hace bastante,
mi hermana se jubiló,
al perro lo mató un tranvía
y yo, momentáneamente,
me aferro a esta foto que encontré entre otras,
plena de reminiscencias
y tan implacable como el tiempo.



César Cantoni
Argentino – 1951. Reside en La Plata




Poemas inéditos extraídos de: www. tuertorey.com.ar

Imagen: http://imagenesdecomentarios.com/fotos-de-hormigas-trabajando-en-equipo/

lunes, 14 de septiembre de 2015

Marta Elizabeth Córdoba




HERIDA

desde la esquina
la luz revela
dos perros mordaces
con la herida del hambre

revuelven la basura
en el fallido intento de encontrar
el manjar perdido entre migajas putrefactas


* * *


hacia dónde transitan los solos
los deshabitados
los inermes de la vida y de huellas invisibles
que con pasos agigantados y sin urgencias
deambulan desguarnecidos
desolados

   aquí estoy
transitando con los solos


* * *

saludaron
trompetas silenciosas
de madera atrapadas sin sonido

tañeron

y ella te quiso tanto

las luces opacas optaron por correr
hacia otra corriente más iluminada


* * *

así como la roca espera la embestida de la ola
la marejada acecha acometer con su envoltura
que necia conjetura frágil
     (ella
     la inadvertida)
y vuelven los pensamientos al asedio de mis sueños sin sueños
que necios conjeturan fuertes
      (ellos
                                            los rastreadores)

el agua se va
decepcionada
es sólo agua
                                           los pensamientos quedan


* * *

DESAMOR

cree estar en el mar
mas la quebrada dice
no
con un guiño

un pedido de viento al sur
desesperanzado

grita no

y se retuerce
de aire frío
sin amante

porque es así el destino

ondular donde quiere


* * *

todo indica que pronto habrá una guerra
y pienso si será necesario este invierno
aún podar las plantas
reconciliarme con mi hermana
lavar cortinas
acomodar la casa o escribir un libro
declararte mi enemigo o un aliado
desertar prontamente de esta idea
decidirme a dejarte o quedarme
y hacernos como locos el amor
creer en dios o continuar atea

como ves amor
y si no hay beligerancia
mi vida seguirá siendo un campo de batalla


* * *

pasa el tiempo y en lugar de sosegarme
me rebelo plácida
serenamente corro riesgos
excavo transversales
descubro oasis
bebo y escupo los extractos
pienso a cielo abierto
me contengo
saco sedimentos del pasado
remuevo esos recuerdos
hago el amor
hago la guerra

habiendo tanto verbo
para qué quiero sosiego



Marta Elizabeth Córdoba

Nació en Catamarca, El Puesto, en el departamento de Tinogasta.
Vivió en Salta más de 15 años y reside desde 2007 por períodos alternados entre Tilcara y Córdoba.
Es autora de textos académicos en economía, ciencias políticas y educación, destinados a alumnos del nivel superior de carreras a distancia.
Escribió algunos libros de poesías y relatos breves, siendo el último Palabras Descifradas, en 2015.



martes, 8 de septiembre de 2015

Liliana Waipan




Primera muerte

La nada suele tener recodos
CarlosPatiño


Cuando el sol tirita
escondido en el cajón
de las sonrisas
es porque a mi noche
no la mata cualquier amanecer
Alguien muere
su primera muerte
la última
furioso de antemano
Digo a mi noche
no la mata
cualquier amanecer
cuando dentellea el invierno
en mi garganta

Tu nombre no muere
y aunque no vengas
no sube tu voz
ni queme tu abrazo
no importa
que muera
Es así
después de la primera muerte
solo cuenta la tuya
cuando el sol tirita 
y a mi noche
no la mata



Bestial


No incauta
Si imprudente

La espalda en arco
erguida sobre mis patas delanteras
en el aullido
se vienen los orgasmos ancestrales
desde la primera hembra
                                       abierta
                                                      atravesada
hasta aquí
cuando me devora la vida
sigo amputada
más mujer
y más bestia




Liliana Waipan
De "De pasos, escalones y fantasmas" - Antología Ed. El ojo de la ballena 2002
(Taller de poesía en Casa de Arte Doña Rosa - Prof. Carlos Patiño)

Nació en Avellaneda, Pcia. de Buenos Aires. Reside en Bernal (Quilmes)
Desde 1997 escribe y publica poesías.
"Sensaciones térmicas" 2006, "Limpieza a fondo" 2007, "Rehenes (Poema Liberados) 2008.


Fotografía: ar.linkedin.com

martes, 1 de septiembre de 2015

Idea Vilariño




Calle inca


Faroles incas ruben
subiendo por la cuesta
flores de paraíso por el suelo
la escuela
mil novecientos cuánto
la esquina las estrellas.
El jardín inca ruben
tibio escalón silencio
ramas entrelazadas
una hormiga subiendo.
Tibio frío la luna
las estrellas sin cuento.
Olor a tierra ruben
jazmín y madreselva
los laureles rosados
los helechos la verja.
Frío ruben lo oscuro
olor de aquellas flores
de aquellos años fiestas.
Una hormiga subiendo
―faroles inca ruben—
su camisa celeste.



Idea Vilariño
Uruguay (1920 – 2009)

De "En lo más implacable de la noche" - Antología personal - Ed. Colihue – 2009


Foto extraída de: terrar.io


Poesía del Mondongo

A todos, gracias por compartir este espacio

Email: fernando1954@gmail.com