lunes, 30 de mayo de 2011

Aldo Luis Novelli



Salvador green

Desde hoy voy a darle un sentido a mi vida/
dejaré de beber como un desahuciado
de fumar como un escritor solitario
y de fornicar como un animal en celo.

Voy a cambiar radicalmente mi vida.
Ya basta de orgías desenfrenadas con mujeres sin fe
de apostar a la muerte en cada golpe de dados
de beberme el alba en alcoholes baratos
entre borrachos y poetas fantasiosos.
Me quitaré de la cabeza la idea de que el progreso fue un fracaso
de que el mundo es un deshecho de esta ambición sin fin
y que la llamada especie humana/ ha desaparecido definitivamente.
Dejaré de escribir papeles inútiles que nadie lee
intentando ganarme no se que cielo prometido/
el cielo está contaminado de misiles nucleares
y los ángeles murieron carcomidos por la radiación.

Ya no buscaré flores en el desierto
para dárselas a ellas como ofrenda de amor.

Voy a darle un vuelco a mi vida.
Me afiliaré a los buenos de Green Peace
formaré una fundación con artistas y deportistas
preocupados por los animales/
y me dedicaré enteramente a salvar al peludo patagónico
de las garras de los charanguistas.
Si bien aún no es una especie en extinción
pero si seguimos así/ pronto lo será
el folklore los exterminara dentro de poco tiempo/
hasta usarán al quirquincho bola para jugar al fútbol playero.
¡No quiero ver ese día!

Seguirán muriendo de hambre niños en Bangladesh/ Tucumán o Etiopía
continuarán muriendo mujeres y hombres del tercer mundo
de enfermedades curables en el primer mundo/
pero sepan ustedes una cosa
cuando desaparezcan los últimos sobrevivientes
el peludo patagónico estará vivito y coleando
y será gracias a mí
el salvador green de la patagonia.



Aldo Luis Novelli
Del libro: "Estúpidos mirones de TV"



Nació en 1957. Vivió en Challacó, un campamento petrolero en medio del desierto patagónico.



Libros publicados: “La noche del hastío” Ed. Limón – 2003; Plaqueta “16 poéticas” Ed .Limón – 2004 -“Agonistas del fin del mundo” Ed. La luna que – 2005. Publicó en las siguientes antologías: “Poesía y cuento patagónicos” - 1992, “La Poesía en Neuquén” Ed. Sec. de Cultura del Neuquén – 1993, “Poesía y cuento de la Patagonia” Ed. FBPN – 1994; “La Palabra escondida” Poesía escrita durante la dictadura militar – 1996; “Poesia Neuquina de los 90” Ed. Narvaja Editor – 1996; “Canto a un Prisionero” de Ed. Poetas Antiimperialistas de América – Otawa -2005; “País de vientre abierto” antologia de poesía social argentina – Ed. Ediciones Patagonia -2005.
Integró el grupo de poetas ‘Poesía en Trámite’ formado por veinticinco poetas de la región, que realizaron lecturas, espectáculos y perfomances callejeras y del grupo 'Poetas del Montón' que formaron la 'Casa de la Poesía' de Neuquén.

sábado, 28 de mayo de 2011

Daniel Oronó



Convalecencia

El pastillero
Acumula insomne
Promesas de un universo estable
Para el sobreviviente en su mesita.

Cumple su memoria cardíaca
con el agua del vaso
como el día y la luz
que emerge y lo rodea.

Ahora el espíritu indócil
Deberá negociar intensidades
Sobre la incertidumbre de la carne,

el anhelo de la arteria
destapada del presente
ciega y dispuesta
a la vida
prescripta.




Angiografía

Me encuentro de repente
con unos nubarrones de película muda.
Un tormentoso cielo
a punto de llover con pelados ramajes.
El informe visual desmiente mi lirismo
Y confirma que eso que late en blanco y negro
es lo más parecido a un músculo sensato
que ha empezado a dudar
de sus obligaciones.

No entiendo lo que veo . Pero seguramente
en esa confusión de manchas y neblina,
tubérculos y arañas
se atascó empecinada
la razón de estar vivo.

Y el caso no se cierra con haber destapado
la arteria. y una dieta a futuro
con las drogas correctas.

El estupor es ver , adivinando,
que la cardiología ha cumplido su praxis,
que ante mis ojos tengo
las viñetas virtuales de la tecnología.
Con un dilema en ciernes:
saber al fin y al cabo
qué se llevó el infarto,
cuánto de ese chantaje sentimental
que arrastro. Todavía.



Daniel Oronó
Inéditos

(1962) Buenos Aires

jueves, 26 de mayo de 2011

Carlos Henrickson




AN OLD BLUES SONGBOOK
(Fragmentos)

Para Cecilia H.


XVII.

Cuando el cuerpo quiere
mostrar que existe, se desplaza, se
mueve, dice algo de sí en su mudez sanguínea,
se enerva: es el viejo animal oscuro del tiempo
en nosotros. ¿En ti? ¿Qué sé yo del tiempo
de las olas, qué
de la noche en esos países fríos, qué
de ti y el tiempo dentro tuyo, en ese lugar
donde el tránsito es un puro,
azul silencio? Yo sólo sé de mí, el aliento
quebrado por ese enfermizo amor del espacio
a su azaroso
cambio; el corazón latiendo como un bárbaro en caza, recordando
la suave calma de las pieles, la sanguínea
y mutua demanda bajo el indolente paso
del carnaval vacío, ese animal ridículo
que no nos reconoce ya, hechos hijos
de esa pieza ajena, de la caricatura mentirosa
de las horas mirándose, dormidas, en el
espejo cóncavo del roce de los cuerpos
inquietos, oscuros por una noche más larga que los días,
que allí fuimos
y somos.


XVIII.

¿Sabe el sol, saben
los limpios ríos o los enturbiados, los cielos
abiertos en este estío impúdico? Porque entonces,
sería tan simple preguntarles, conocer con certeza
cómo sin nuestros ojos, sin el tacto azul de las manos inquietas, anda eso
que le llaman
mundo; si la escena repetida, hora
tras día en este sueño mío, es tan sólo
eso, y no un trazo de victoria, no el principio
y el fin de algo deshaciéndose en un pleno
abrazo. Claro, es mentira todo,
la ambulancia, el muchacho de la
bicicleta, la distancia de un punto
a otro de las cartografías náuticas; lo sabemos, ya conocemos
las grandes conquistas del hombre cuando
quiso negar a las bestias murmurantes
que le quitaban
el sueño. Realidad, mundo, día de sol o suspirar
de aguas, qué es eso cuando
tomo todavía tu mano en la tiniebla. El gran tema de estas
canciones es la victoria; silenciosas celebran
una épica final y cansada, que en mi
boca no suenan como deben, envuelto
aún mi aliento en tu pelo
extendido, espalda
abajo.


XIX.

Pues claro que esto es intrascendente; éstas
guardan con las canciones de amor
la relación del niño y sus piruetas con los firmes y exigidos
seres de la adultez. Si dije que era
música de calle, es que estos blues no pueden
abandonar este rugir de los autos, esta mala
costumbre animal de los saltos pasmados antes
de dormirse, el transcurso falaz de uno a otro
lugar. La poesía podría decir algo sobre el amor
que estos blues no pueden. Y quizá esto no es el amor, acá nada interminable
se canta, y las estrellas se mueven, como el sol, solas, sin
que ninguno pueda hacerlas andar o detenerse. ¿Cómo, tendremos
que salir, y a pedradas forzar a que el Gran Tiempo sea
de nuevo aliado? ¿Para que salir de esta casa, si acá
hace tanto frío como afuera, y nunca aparece el dueño
de estos muros, y somos, como nunca, a nosotros
mismos iguales, cuando dormida tú,
encuentras en la sombra, sin
saberlo, al calor de ti misma hecho reflejo, a mi
tacto vencido por tu calma, cuando sigo sin cesar hallando en torno a mí ,
como fantasma de opereta,
lo inútil, la perfecta
ceguera, lo intrascendente
de este nosotros en plena, abismal, detención?


XX.

Puede que esto sí sea sólo
un sueño mío. Día tras día el amargo
caracol deja la baba de su camino, y no tenerla ante los ojos
sería olvidarse de la vida, volver a los años
de las buenas intenciones, creer que sólo una por la pura voluntad
se hacen las ciudades infinitas, distantes. Amor, toco esta
musiquita en el símbolo abstracto de esta esquina, y no es
la divina poesía del universo la que hace el compás. En esta encrucijada tan sólo
acompaña la guitarra del enemigo
oscuro, al pie de la higuera. ¿Me salvará el tap-tap del pie
sobre la tierra seca? ¿Me escucharán con ganas los borrachos
en el carnaval, o desdeñarán la música y los artificios, se ence-
rrarán en piezas ajenas de casas viejas, y en otros cuerpos de nuevo viviremos,
hasta el día final la victoriosa belleza de tu calma en mis brazos;
esta piel que me cubre del vacío, repartida,
toda la ciudad festejante de súbito
silenciosa, hecha un puro abismo
mudo, sin
final?


XXI.

La poesía, el mundo, seres de vida
y muerte: alguna vez se acaban. La retórica
menor y pobre de la música
popular de a poco construye la lápida del viejo lirismo: estos blues
quieren ser, entonces, grandes
epitafios, improvisa-
ciones acompañadas de cuerdas que no alcanzan a hacer
un instrumento, y quien las hace no sabe tocar
una sola nota de guitarra. Música de calle, armonías
de radioemisoras de recuerdos, todo, todo,
ya muy escuchado, repetido sin la menor muestra
de vergüenza. Una mera repetición de una cosa solamente:
vacío, detención, fin de mundo, la pura
nada de dos cuerpos cansados, afirmándose el uno al otro en la cuenca vacía de la historia:
tibios, nocturnos, mudos y porfiados ante
la metafísica agonizante. Afuera,
los niños irritados, sedientos de amor,
escriben poesía.



Carlos Henrickson
(Chile, Santiago, 1974): poeta y traductor. Ha publicado: Ardiendo (poemas), Y si vieras la mañana (cuentos y poemas), Aviso desde Lota (poemas) y En tiempos como éstos (cuentos). Mantiene inéditos los poemarios Teología sorda, An Old Blues Songbook y El desconcierto.

martes, 24 de mayo de 2011

Leonor García Hernando




                            en la mesa familiar mi padre no tenía silla.
Él comía parado, erguido sobre el mármol como un monumento fúnebre;
pero su voz era alegre y ronca
y le gustaba relatar los condimentos usados al preparar el almuerzo
porque mi padre era quien cocinaba en casa

                            Tiempo atrás él degollaba gallinas en la pileta del lavadero
y tapaba los chillidos del animal con el ruido del agua
Con mi madre compartían ese espacio.
Allí donde mi madre golpeaba la ropa
él golpeaba la cabeza de un pájaro feo y sin otra gracia que su entrega a una muerte cruenta.

                            Supe entonces que si era fea compartiría la suerte de unas plumas sangrientas y así fue cierto
que mi garganta respira por el tajo.



* * *



                                   y ella dijo: __no te daré mi muerte
como no te daré el pañuelo que anuda pequeños objetos rotos.
                                   Seré otra historia de raras fauces un escalón de piedra alquitranada
pero no distraeré tu fastidiada mano con mi espalda,
ni me quitaré las medias para que conozcas el tamaño de mi pie.
                                   Seré imprevista aún en tu melancolía
cuando retires tus dedos de los guantes y un deseo de frío,
de algo lastimado que rozar, los agite.

                                         esta materia de la deformidad no quiere gestos

ligustro amargo para demorar mis sienes
y precarias tazas de arcilla donde beba mi alcohol blanco
y los días lluviosos de junio alzados en una terraza viva
pero no devuelvas mi cuerpo
envuelto por vendas que se deslizan como culebras pálidas
porque no te daré mi muerte
ni el pedido de agua de los lastimados
ni el estupor de los traicionados entre hierros curvos, en una estación de tren.

                                         Dame el brindis en esa copa de hierro que asegura tu boca dame el desvío de paredes en la celda.
Estoy atada al mástil del despecho en el pavimento ardido

                                         bandera negra en plaza de armas blancas.




Leonor García Hernando
De "El Cansancio de los Materiales"

Nació en Tucumán en 1955. Formó parte del taller literario "Mario Jorge de Lellis" y de la dirección de la revista Mascaró. Publicó Mudanzas (1974), Negras ropas de mujer (1987), La enagua cuelga de un clavo en la pared, y Tangos del asesinato (1999).
Su última lectura pública fue el 22 de marzo de 2001 en la Universidad de las Madres.
El viernes 30 de marzo de 2001 falleció en el Hospital Oncológico Marie Curie.

domingo, 22 de mayo de 2011

Roberto Fernández Retamar




Felices los normales


Felices los normales, esos seres extraños,
los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
los que no han sido calcinados por un amor devorante,
los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
los satisfechos, los gordos, los lindos,
los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
los flautistas acompañados por ratones,
los vendedores y sus compradores,
los caballeros ligeramente sobrehumanos,
los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
los delicados, los sensatos, los finos,
los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.

Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
que sus padres y más delincuentes que sus hijos
y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.



Roberto Fernández Retamar
Poeta cubano nacido en La Habana en 1930.
Se licenció en Filosofía y Letras y luego se doctoró en La Sorbona y en la Universidad de Londres.
Ha dirigido las publicaciones Nueva Revista Cubana 1959-60 y Casa de las Américas desde 1965.
Obra poética: "Vuelta de la antigua esperanza»", "Con las mismas manos", "Buena suerte viviendo" y "Qué veremos arder".

viernes, 20 de mayo de 2011

Humberto Costantini



El futuro

Qué lindo era el futuro,
el futuro
del pizarrón de cuarto grado,
todo hecho con tizas de colores
y una confianza buena,
de las viejas,
de esas que ya no se consiguen
ni pagando al contado.

Era realmente lindo, lindo
aquel futuro
del pizarrón de cuarto,
había chicos decentes
tomados de la mano
chicos con las orejas limpias
y las medias derechas
y los dientes seguramente cepillados.

Juro que era lindísimo
el futuro
del pizarrón de cuarto grado.
Había toros, libélulas y ríos
había trenes, palomas y silos y aeroplanos
había campos y escuelas y edificios altísimos
había vacas y ovejas
bellamente pastando.

Había una iglesia y un trigal
y un puerto con muchísimos barcos.
Al fondo, por supuesto,
un ancho sol naciente en amarillo,
con sus ojos, su boca, su sonrisa
en realidad
bastante parecido
al de la tapa del cuaderno 'Sol de Mayo'
pero de todos modos era una maravilla
aquel futuro
del pizarrón de cuarto grado.

¡Ah, si pudiera entrar en el futuro!
En el futuro aquel en seis colores
del pizarrón de cuarto grado.
Cómo caminaría derechito
hacia el gordo sonriente en amarillo
acogedor, humano.
Cómo andaría entre toros, libélulas y ríos
y trenes y palomas y aeroplanos.

A lo mejor irían tomado de la mano
de algún chico decente, buenito, bien peinado.
Caminaríamos alegres y llenos de esperanza
porque, es claro... el camino sería bello y fácil
como eran los caminos del futuro
en el lindo futuro
del pizarrón de cuarto grado.

Sin barreras, sin piedras,
sin pozos, sin semáforos
nadie nos pediría documentos
ni nos requisarían baleros subversivos
ni nos sospecharían ladrones
o extremistas o infiltrados.

Nadie nos metería, por supuesto,
en un atroz fantasmagórico Ford Falcon,
ni mucho menos iríamos a aparecer al otro día
junto a un montón de cápsulas servidas,
ni dirían los diarios
con sus letras chiquititas y su fea sintaxis
cosas como "se procedió a identificarlos".

No, no,
sencillamente no,
porque eso no figuraba para nada en el futuro,
porque eso la señorita no lo había dibujado
con borrador, y tiza y esperanza
en el prolijo y diáfano futuro
del pizarrón de cuanto grado.
El cual como se sabe estaba todo hecho
con tizas de colores
con un redondo sol de Sol de Mayo
y una confianza buena, de las viejas,
de esas que ya no se consiguen
ni pagando al contado.



Humberto Costantini
(Argentina, 1924/1987)

miércoles, 18 de mayo de 2011

Paulina Juszko




Con la luz precaria de cada día
bajo un techo que nos protege precariamente
amanecemos
ponemos en marcha un cuerpo precario
repetimos actos cuya reiteración promete
perdurabilidad

(falacias / espejismos)

cada cual con su Morgana a cuestas
hasta que Átropos corta el hilo y ahí comienza
la verdadera eternidad
no la que añoramos sino la temida
la que mezcla paralelas
la que resuelve antinomias


* * *


Estamos aquí
y la nostalgia es nuestra única herencia
una maraña de sueños fallidos nos va sofocando.

a veces / durante un minuto /
siempre y jamás dejan de ser vacías cortezas
el unicornio se escapa del tapiz
viene a mirarse en nuestro espejo
alguien
después de habernos buscado largamente
se detiene ante la puerta
hay días en que /
se camina sin vacilar
días en que /
los tréboles huelen a infancia.



Paulina Juszko
Nació en La Plata y reside en Villa Elisa (Bs.As.). Se desempeñó en tareas docentes en la Dirección de Psicología y Asistencia Social Escolar (Pcia.Bs.As.)
En 2005 condujo con el poeta José María Pallaoro la audición cultural La Talita, por FM Radio Parque de Villa Elisa. En 2007 tuvo a su cargo la columna literaria de la audición La Marca, en FM Difusión de Berisso. Actualmente es columnista de la audición El Altillo, FM Keops de Villa Elisa. En 2006 recibió el Premio Virtud a la Ética, el Trabajo y la Solidaridad, otorgado por la Fundación Principios y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Asesora al grupo de teatro comunitario Arturo Seguí a la Elisa Bell en la puesta de espectáculos inspirados en el libro Vivir en Villa Elisa (2007/2008).

Obra publicada: Poemas del Yo dios y Chant posmoderne son obras juveniles, editadas por la autora. En 1995 Ediciones de La Flor publica su primera novela, Te quiero solamente pa bailar la cumbia. En 1998 su novela Esplendores y Miserias de Villa Teo obtiene el 3er premio del Fondo Nacional de las Artes y es publicada por Simurg en 1999. En 2000 Ed. Biblos publica su ensayo El humor de las argentinas. En 2005 aparece Vivir en Villa Elisa, obra de carácter testimonial declarada de interés cultural por la provincia y la municipalidad de La Plata ( Libros de la Talita Dorada). En 2008 se publica en la Ed.Dunken la novela El año del bicho bolita.

lunes, 16 de mayo de 2011

Julio Azzimonti



El lugar humano

cuando las luces dirigidas al ensueño
se aferran al escenario
y las sombras se esfuman sobre el resto humano

cuando luces sombras y ensueño
bordonean la ansiedad y la memoria
algo está por ocurrir

en la oscuridad expectante de los ojos
sólo ellos se inyectan de luces
abriendo con desmesura sus pupilas de oro
algo está por ocurrir

la palabra dulce o despiadada
no deberá aparecer todavía
no deberá aparecer ni el gesto
ni el movimiento
sólo el fotograma espléndido
de la escena abusando de su fuerza

paredes floradas desplegando
simulacros
permanecerán erguidas
hasta un final lejano

sobre las tablas en este lugar
sin límites
los personajes salidos del papel
se miran congelados
esperando nuestra orden del alma

voy recorriendo sus perfiles
endurecidos
tocándolos con las yemas de mis ojos
temblando de presagios
¿qué va a ocurrir?
estos actores con panzas y hoquedades
se mueren todas las noches
para renacer

estos actores hinchados de emociones
buscarán cuando se muevan y remuevan
empujarnos hacia adentro de la caverna
¿qué va a ocurrir?
pronto se juntarán en escena
ebrios de deseos
colocando máscara sobre máscara
hasta engañar nuestros sentidos inflamados


cuando se muevan en este lugar
sin límites
brotarán cuervos y magnolias de sus rostros
para emerger en onirias
y retratos interiores sepultados

cuando hablen con silbos y guturas
desgarradas
estallarán las censuras violáceas
y el antiguo sueño del hombre
dejará de ser una sombra
en las paredes de la caverna
la vieja conciencia con su guardián de granito
abrirá sus alas de buitre utilero
y se lanzará a comernos el hígado y los plexos
¿qué va a ocurrir?
cuando tornes al movimiento y al gesto
en esta caverna crepuscular
aparecerá el cruel fantasma de Esquilo
con su bolsa de símbolos y escarnio
acelerando el aire y las cabezas

alguien
quizás alguno de ellos
se sentará a una mesa traída del misterio
cargando de alcoholes el silencio
y comenzará el hartazgo sensorial

hay una música enredada en las cosas
cuando tantas cosas
se yerguen formando deslices claroscuros
y barreras de luz
¿qué va a ocurrir?
alguien alguno de ellos todos a la vez
desencadenarán un tortuoso drama sin final
sin embargo todos morirán
ahogados en palabras de almacén

serán incestuosos parricidas?
¿o brujos malolientes y fugaces
bajo su mascarada de capas y polvos?

hay un divino río torrencial
empujándonos hacia ellos
aún antes del gesto
o la palabra timbrada

hay un furioso torrente de caballos
recorriendo este agujero de carne pulsátil

hay un estremecimiento
del pecho endurecido empujándonos
hacia esa flor carnívora
untuosa y fija en el ojo estupefacto

¿qué va a ocurrir en este escenario
de sueños perpetuos?

estos actores morirán para renacernos
para agitar el demonio energético
de la tragedia y el drama
del amor o el odio eterno

van a remover capas y capas
de dolores brutales
y alegrías destellantes
hasta llegar al sólo dolor
a la solitaria alegría
al paraíso perdido en la chatarra
al núcleo en llamas
de la vida y la sustancia
cuando tornen al movimiento y al gesto
a la palabra y al signo
en esta vieja comuna teatral
actuantes y actuados
con sus rostros de polvos y carmines
estallarán como reyes
en ruedos de caricias y golpes
en rituales y juegos
en gemidos y libertades
en laberintos y adulterios
en frutos carnales
y en una ternura piadosa
destruyendo
el cristal del pensamiento
y las voces de mando
de la razón armada

cuando las luces
dirigidas al ensueño
se aferren al escenario
en esta comuna teatral
algo
quizás un espasmo de la vida
va a ocurrir



Julio Azzimonti



Zárate, Buenos Aires, 1943. Escultor, poeta y narrador. Dirigió las revistas literarias: El arcón, La banana magnética, El hiperpótamo y Precisiones. Integró el grupo cultural “La Jabonería de Vieytes”.

Fotografía: Eduardo Moody - Buen humor

sábado, 14 de mayo de 2011

Concepción Bertone



LA MADRE
(Fragmentos)

La mujer hace al hombre. Hace
unos cuantos y después se deshace.
Henri Michaux


III

“La ausencia de la madre es un mar
en calma”, dice Lezama Lima y huye
de ella en el poema, en la palabra
paridora que desea concebirla
de otra manera. De otra manera
olvida
que la está tallando
en tesoros de música y sintaxis.

IV

La innumera madre de Vallejo,
el hambre de su carne – “los bizcochos”-
Del Cholo, los huesos. Su semen
era la leche de sus pechos. Sus versos,
todos, la tallaron en fuego.

V

Borges, cargado de culpas, la honra
y la torna una sombra
de su desdicha. La calla
en su cayado,
la talla en ébano: es la reina
cautiva en un escaque de un tablero de ajedrez.

VI

Gelman quiere morir en cada poema
de aquella “tristeza”
de su madre. Se exilia
en su recuerdo y la escribe
hasta describirse. Perro de él,
se da de comer la madre vida, la herida
de todos nosotros: su lastre de amor.
Su pena o pan de la tahona lo tañe
en la bordona del poema, gotán de él, que
triste y bello, envuelto
en su sobretodo negro
la talla en su batalla contra la muerte.
Y la gana.




KAFKA Y YO

Hace mil años cinco minutos eran
Igual a cuarenta onzas de fina arena.
Vladimir Nabokov


Demoro entre mis dedos esa carta
Cerrada, todavía. La demoro
como aquel aire un as, cruento, de oro,
de unos naipes mezclados por mi padre.
Prólogo de otro juego. No me hería

la lúdica baraja ni la espera
sino el as separado del conjunto,
y detenido en vilo
sobre un punto
de una línea de instantes. Alevosía

es matar previamente
la piadosa
sinceridad del filo de un cuchillo
que va a desentrañar. La carta espera
ahogándose en el sobre que desgarro
sólo mucho después, cuando es muy tarde
para quien esperaba una respuesta. Para mí

que esperaba recibirla. Es aún ese as
el que me birla el tiempo de mi padre
que era mío. El tiempo
que he perdido por cobarde.


Concepción Bertone
(De "Aria da capo")
Nació en Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina. Ha publicado: De la piel hacia adentro, poesía, Rosario 1973. El vuelo inmóvil, poesía, Ediciones la cachimba, Rosario, 1983. Citas, poesía, Ediciones bajo la luna nueva, Rosario-Buenos Aires, 1993. Aria Da Capo, Ediciones del Dock y Revista de Poesía La Guacha, Buenos Aires, 2006. Las 40, Poetas santafesinas 1922-1981. Coedición Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia de Santa Fe y la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2008.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Wolsan Kidong Kin



La estación de tren


Pasan trenes que van y vienen,
la gente busca su destino
y espera en la plataforma.

Sus rostros alegres, tristes, indiferentes,
¿por qué se van?
¿qué los espera?

Así como otros se van,
pienso que yo también tengo adonde ir,
y creo que allí alguien me espera.

Más que el timbre del celular que viene y va,
la estación está llena de la sensación
de los cuerpos que van y vienen.




El vacío


El tren atraviesa con prisa el campo dorado.
Yo también quisiera ir a algún lugar,
quisiera partir solo dejando todo atrás.

Hace mucho cuando me fui melancólico
entre el humo traslúcido y el olor del carbón,
atrás quedó mi tierra natal,
atrás quedó el lugar donde vivían mis padres.

¿Para qué voy a la montaña, al mar?
¿Acaso alguien me espera allá?



Wolsan Kidong Kin
De "Antología 60 poemas"
Poeta invitado al Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires 2011

Nació en Seosan, Provincia de Choong Nam, Corea, el 25 de Junio de 1938. Poeta, ensayista y doctor en teología. Miembro de la Asociación Internacional de Poetas, Dramaturgos, Editores, Ensayistas y Novelistas (PEN) y de la Asociación Coreana de Escritores. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas Bellas flores ahogadas en el corazón y la colección de poemas autobiográficos El viaje de la vida como un fuerte y rápido viento. Además, varios libros de ensayo incluyendo Una Montaña con historias y A través de toda mi vida.

martes, 10 de mayo de 2011

Alejandro Archain



Sombras

Alguna vez hablé
de la sombra que dejabas
al bajar las escaleras.
Y dije, tal vez indiferente
las siglas secretas
que bordaste para nosotros
mientras te alejabas.

No había en mis palabras
ansia de respuesta
no buscaba anclar el eco
en las húmedas muecas
de lo desconocido

Solo traducía un temblor irrepetible
concebido en lo fugaz
de la caricia.




Alejandro Archain
De “El jardín y sus detalles” (2004)



Nació en San Fernando, Pcia de Buenos Aires. (1953)
Obras publicadas: El ojo y el sueño (1982), A tientas (1987) y Ciudad de paso (1995)

domingo, 8 de mayo de 2011

María Elena Walsh


  
   Intérprete: Juan Carlos Baglietto


Postal de guerra

Un papel de seda
flota en la humareda.
Lleva la corriente
derramado el puente.
Lágrimas.

La tarde se inclina,
pólvora y neblina.
La ceniza llueve
silenciosamente.
Lágrimas.

Ay, cuándo volverán
la flor a la rama
y el olor al pan.
Lágrimas, lágrimas, lágrimas.

Árboles quemados,
pálidos harapos.
Naufraga en la charca
se hunde una sandalia.
Lágrimas.

Fantasmales pasos
huyen en pedazos.
Sombras y juncales.
Un montón de madres.
Lágrimas.



María Elena Walsh
Nació el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, Pcia. de Buenos Aires. Falleció en la ciudad de Buenos Aires el 10 de enero de 2011. Antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a los diesisiete años, escribió su primer libro: Otoño Imperdonable, libro de poemas que mereciera el segundo premio Municipal de Poesía. Ya antes, en 1945, había publicado sus primeros versos en la legendaria revista El Hogar.
En 1948, viajó a los Estados Unidos invitada por Juan Ramón Jiménez. En 1952 partió hacia Europa, radicándose en París durante cuatro años. Allí, con Leda Valladares, formó un dúo que se dedicó a difundir el folclore argentino, recibiendo premios y el aplauso del público. Es en esa época también que comienza a escribir versos para niños.

viernes, 6 de mayo de 2011

Pablo Queralt



La muchachada se hará cargo, ojo

al piojo hoy es martes trece

y la bocha hay que meterla


si no

ahí no comés

te pudrís

pero en su optimismo vence


el viejo capataz dice:

el que no trabaja no come

¿pero esto es música o no?


no la que llevo en la cabeza

y aprendí de chiquito

cuando éramos cebollitas que corrían


en el vacío de ese espacio

y los gritos y los goles

hasta caer en el silencio jugando

yendo de la nada hacia algo

todo el campo presente

la memoria en ciego ir


presente al padre el abrazo

hombre que copia al hombre

para llenarse de amor.



Pablo Queralt
De "El padre" (2010)
(Fragmentos)
Nació en Buenos Aires

miércoles, 4 de mayo de 2011

Marta Miranda



Matinée


Desde el punto más lejano
es testigo su piel
del calor y del baile
Quien dirige la orquesta
fiel a sus designios
sacude su mano y los cuerpos
se mecen se inquietan apenas
como balsas
desiertas después de la tormenta
Desde el fondo
del salón el recuerdo
golpea la garganta
llama a escena
la figura de la
pálida muñeca
que hace un momento
tan sólo
un momento
con labios entrecerrados
bailaba
delicadamente un foxtrot




Insististe

Insististe
llegamos a la casa y subimos
los tres las escaleras

Muy tarde
esa noche
en la habitación contigua amaste,
amaste a otra mujer

En la casa oscura
la luz del cuarto quedó encendida
toda la noche

Casi un faro



Marta Miranda
Nació en Mendoza (1962). Publicó los libros Mea Culpa (1991)
y El Oleaje (1997), La misma piedra, 2002; y “Nadadora”, 2008.

martes, 3 de mayo de 2011

Joan Manuel Serrat




Soneto a mamá


No es que no vuelva porque me he olvidado
de tu olor a tomillo y a cocina,
De lejos dicen que se ve mas claro
que no es igual quien anda y quien camina.

Y supe que el amor tiene ojos verdes,
que cuatro palos tiene la baraja,
que nunca vuelve aquello que se pierde,
y la marea sube y luego baja.

Supe que lo sencillo no es lo necio,
que no hay que confundir valor y precio.
Que un Manjar puede ser cualquier bocado
Si el horizonte es luz y el rumbo un beso.

No es que no vuelva porque me he olvidado,
...es que perdí el camino de regreso, mamá


Joan Manuel Serrat
Barcelona, 1943. Cantautor español. Hijo de una familia obrera que vivía en el barrio barcelonés del Poble Sec (a lo que alude su apodo El noi del Poble Sec), se graduó como perito agrónomo.
Fue uno de los iniciadores de la Nova Cançó catalana, generación de cantautores contestatarios que reivindicaron el uso del catalán durante la dictadura franquista y que componían sus letras al modo poético e intimista de sus inspiradores de la chanson francesa.

domingo, 1 de mayo de 2011

Hamlet Lima Quintana



Teoría de los buenos deseos


Que no te falte tiempo
para comer con los amigos
partir el pan,
reconocerse en las miradas.

Deseo que la noche
se te transforme en música
y la mesa en un largo
sonido de campanas.

Que nada te desvíe,
que nada te disturbe
que siempre tengas algo
de hoy para mañana
y que lo sepas dar
para regar las plantas
para cortar la leña,
para encender el fuego,
para ganar la lucha,
para que tengas paz.

que es la grave tarea
que me he impuesto esta noche
hermano mío.



Hamlet Lima Quintana



Nació el 15 de septiembre de 1923 en Morón, provincia de Buenos Aires y falleció el 21 de febrero de 2002 en Buenos Aires)

Obra: Il quarto stato - Giuseppe Pellizza da Volpedo

Poesía del Mondongo

A todos, gracias por compartir este espacio

Email: fernando1954@gmail.com