Mi padre me devoró
aunque
no tenía hambre.
Se apartó
del fuego,
y sin mirarme, me percibió
como el cachorro
de una especie apetecible.
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Un día,
el fantasma se cansó
de los signos. No más
golpes. temblores
ni finísimos
estallidos de un aire
delicadamente helado. Se sentó a la mesa
e inició el cuento
sobre la eternidad, relegándome,
sin límites, a la escucha.
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Escribo sin pausa,
Escribo sin pausa,
renglón tras renglón,
el nombre de la forma
fetichizada del mal.
Y como un
mantra lo repito
en susurros,
como si,
en la reiteración, en
permanecer
expuesto a sus emblemas, anulara
sus efectos, desanudara
el miedo, Trucos, para que
esa palabra nunca me lastime.
Marcelo Juan Valenti
De "Espejo jardín"
Rosario - Santa Fe (1966)
2 comentarios:
detrás de un poema, se encuentra en estos posteos, la voz del trance , de la musa, de hombres y mujeres que dejan correr sus tintas y se comparten y nos comparten...
un gusto leer
gracias por dejar evocar a algunos autores y conocer a los que el sistema editorial, no nos deja facilmente disfrutarlo
un saludo vecino!
claro mensaje el tuyo Mabel, y gracias por comentar.
un abrazo
Fernando
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