martes, 25 de octubre de 2011

Gustavo Riccio




Casa de departamentos


La pantalonera se murió en la calle.
Pasó el automóvil de un rico magnate,
con tacos de goma, silencioso...nadie
lo oyó que llegaba. Gritos. Pitos. Sangre.

La pantalonera se murió en la calle.
Como al otro día del taller faltase,
tuvo un cartelito la puerta de calle
con estas palabras: "Hay una vacante".



Una sirvienta


Tiene los ojos claros y el alma ensombrecida,
va y viene por la casa sin saber dónde va;
mira y no ve las cosas, la regañan; y ella
se repliega en el gesto más heroico; callar.

Llegó ha poco de España, vino en viaje de bodas,
y el mar le dio el arrullo de una marcha nupcial;
vino con el esposo por el oro de América,
¡y aquí encontró una escoba y un trapo de fregar!...




Gustavo Riccio
(1920 - 1927)
De "Un poeta en la ciudad" Buenos Aires 1926

Muerto tempranamente, a los 27 años, compartió su trabajo de contabilidad en la Confitería del Molino con sus traducciones del francés y del italiano. Lejos de las metáforas ultraístas, quiso pintar la vida como una "sucesión de pequeñeces" y se transformó en un cantor de la ciudad, un poeta de la calle capaz de reflejar la injusticia social a través de las mínimas tragedias cotidianas.

Perteneció al "Grupo Literario Boedo", compuesto, entre otros, por Roberto Mariani, Roberto Arlt, Elías Castelnuovo, César Tiempo, Álvaro Yunque.

En 1930 fué publicado "Gringo puraghei"

publicado en: Antología de Vanguardias Argentinas "Florida Y Boedo" selección, estudio y notas por: Fabiana A. Sordi - (Santillana) 1998

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Poesía del Mondongo

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