miércoles, 26 de enero de 2011

Verónica Pérez Arango



Aviones sobre la siesta del perro

Los ecos de los perros en una quinta a la noche
el perro se ladra. El eco rebota en las otras casas.
Tartamudo me vuelve el perro
convertido en todos los perros del mundo
y su voz familiar como si fuera miles
deformada por la lejanía más chiquita y cruel
sin la siesta ni el paseo que me prometieron esta tarde recién ida.
En otro avión y en otro y en otro y en otro
más gente que se va. Ni saludan.
La tierra de oportunidades del otro lado del océano
ensaya historias de vida que se tuercen por el tamaño del paisaje:
cielos fosforescentes y árboles sin contorno.

Escucho los murmullos
sola en la cama
mientras cuento las arrugas de mis dedos.



Detalle


Igual que una sonámbula sin pasado ni conciencia
me visto con ropa de calle
y me pinto los labios de risa.

Recorro la zona de ambulancias y cuento
los grillos en la maleza de varias cabezas enfermas,
a saltos agigantados
practico la zona muerta,
la mala suerte escondida
o como le llamen en el barrio de insultos,
la musiquita quieta del pasto
la caca o la doble cara de las piedras.

Hay unos pastos
que cortan en la entrada de mi casa. No quiero entrar.
Nadie puso un cartel
de cuidado cerca perro suelto.

A mi regreso
los insectos afiebrados asechan
como en un velorio iluminado.

Al final siempre hay perros, muchos perros.



Verónica Pérez Arango
Nació en Buenos Aires, 1976. Es profesora en Letras, (UBA).
Publicó en forma de plaqueta fragmentos del poemario la desdentada (Dirección General del Libro y Promoción de la Lectura, 2002). Este año publicó algunos poemas en la antología de poesía argentina y dominicana Quedar en lo cantado (Ed. El fin de la noche).

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Poesía del Mondongo

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