viernes, 30 de abril de 2010

Gerardo Lewin



Agujero negro

Hasta aquí llegó mi amor.

Ah, viejo Spock,
te has vuelto triste,
puto y miserable.

Orillas de este vórtice negro,
colapso en la trama del alma,
umbral en el que todo acaba:
siento la extrema oscuridad
llamando,
tironeándome los pelos.

Mierda.

Viejo vulcano herido de nostalgia,
llorando los ríos congelados de la infancia,
ese aire rojo.

Sumidero infinito de mundos,
desgarro en la carne del dios,
agujero negro que eyectará
hasta la eternidad estas palabras:

En el principio
fue la luz.


Gerardo Lewin
De "Amores Muertos"

miércoles, 28 de abril de 2010

Mónica Cussotti




¿Quién escribe poemas en la calle principal de Lomas de Zamora?

El frío fragmentando.

Medias pañuelos, agendas electrónicas…

El frío carcomiendo.

Buzos polares, pilas de sartenes…

¿Nadie vende poesía en Lomas de Zamora?


Él es alto, muy alto ¡y ella tan pequeña!


Fotocopias, todo para el bebé, bautismo, comunión…

¿Alguien vende poemas en Lomas de Zamora?


Pasa un perro,
peatón de cuatro patas,
parece tener frío y se hace el apurado
para que todos crean
que acaso alguien lo espera.

Laboratorio óptico, lentes de contacto.
Santería…

¿Nadie vende poemas?

Licenciada en sartenes,
realiza un peritaje minucioso
las mira, las compara, las desprecia.


Egresados… ¡Atención! estampamos tu remera.
Gorros. Serigrafías en broches y llaveros.


A usted señor, sí a usted señor le digo:
¿Nadie vende poemas?

Escoba entre dos manos congeladas que bostezan su tedio.
un viejo pone en casilla a los papeles
que se creían libres
Flotando en la vereda.

_ ¡Perdón! Usted que es de la zona…
¿Dónde venden poemas?

No, no es eso lo que busco
Creo que entendió mal.

Yo no quiero poesía embalsamada,
disecada en un libro como una mariposa del pasado,
como una rosa muerta en la memoria.

¡Quiero poesía viva!
Es eso lo que busco…

Joyería, relojes. Dieciocho quilates se aburren en la espera.

Dos nenas parecidas a mamá
¡Siniestro!
Sanción doble al futuro.

¿Por acá hay una casa dónde vendan poemas?


Surge viento.
Un papel se escapa del montón que juntó el viejo.
¡Subversivo!
No podrás escaparte del orden absoluto.

El señor corre…
Corre el señor ¡Se vuelve loco!
¡Se le escapa un papel!

¡Corra señor, no deje que se escape!
Debe correr un poco más ligero…

¡Ligero que se escapa!
¡Qué se escapa señor!
¡Hay que se escapa!
¡Hay! Se escapa un papel…

Ahí se escapa…

Ahí se escapa señor…

Ahí, se escapa un poema.

lunes, 26 de abril de 2010

Elida Berelejis


"el alba oficio de sobrevivientes"
Mario Trejo



oficio duro
el de recién llegar
y abrir los brotes
apenas enjugadas las estrellas
encarcelados los fantasmas
cada brujo en su sitio
de vuelta del aquelarre
y ese capricho
de que el planeta sea redondo
y gire
pero que gire con todos
capricho torpe
que sucede sólo
cuando el sol mira para otra parte
oficio duro
recién llegar
y abrir los brotes.



Elida Berelejis
Argentina - Inédito

miércoles, 21 de abril de 2010

Idea Vilariño



Callarse

Estoy temblando
está temblando el árbol desnudo y en espejos
cantando
y cantando está la luna
riendo
sin silencios
la lírica y romántica
flauta y en cielo en hoz
por vez primera
se abren su luz cereza y el estiércol.

No se pueden quejar ni las mañanas
ni el ardiente sopor que por lo estéril
no canto más no canto
ni puedo deshacer en primavera
ni negarla y beber
ni matar sin querer
ni andar a tientas
ya que el aire está duro
y hay monedas locuras
esperando
la marca del agua
en desazón riendo
riéndose riendo.

Ah si encono si entonces
ya no quiero
ya no pude se pasa nunca alcanza
una ola se vaga la marea
se desconcierta así
y el sol no existe aquí más que en palabras
Pero en cambio en el cielo
caben muchas pero muchas. A veces
se molestan se muerden
en los labios.



Idea Vilariño
Uruguay, 1920-2009

martes, 20 de abril de 2010

Leónidas Lamborghini



El saboteador arrepentido

Oh Máquina de los Recuerdos
y esta música traqueteante
renace, que aún vive, que aún persiste
de los batanes.

Gran Cuarto de los zurcidos
bajo el tribunal de las telas en crudo
en otoño nací.
¿Mi destino estaba sellado?
cuando la más vieja de las zurcidoras
—toca en mis sienes con su resplandeciente
aguja especializada—
dijo
—Dirigirá esta fábrica
toda la producción
pasando por sus manos.

Entonces me erguí
mitad empleado - mitad obrero
sólo como un monstruo sabría hacerlo
y trozos aún del cascarón textil
lo alcancé bien y comprendiendo que
aquello era
sentencia
angustia fabril
y dolor de conflictos en la mano de obra
Huyendo par debajo de las mesas
revisadoras
describo inverosímiles curvas
económicas avisé apresurado en las parades



Leónidas Lamborghini
nació en Buenos Aires en 1927, Luego de abandonar la Universidad trabajó como tejedor y a partir de 1956 se dedicó intensamente al periodismo y a la poesía, por la cual recibió el rápido reconocimiento de escritores comoMarechal, Juan L.Ortiz y Girondo. Se exilió en México con su familia entre 1977 y 1990, año en el que regresó a la Argentina. Su obra poética, una de las más originales y revulsivas de la literatura actual en lengua española, incluye títulos como Al público (1957), El solicitante descolocado (1971), Episodios (1980) y Odiseo confinado (Premio Boris Vian 1992). El conjunto de su obra recibió el Premio Leopoldo Marechal, en 1991.Un amor como pocos, publicada en 1993, falleció el 13 de noviembre de 2009 en la misma ciudad

domingo, 18 de abril de 2010

Angeles Mastretta



Desvaríos

Entre nosotros crece la ropa en las mañanas
se atraviesan mil veces los oficios
nos mueven los deberes
el futuro
las cosas.

Por si no fuera mucho alguien propone la medida
para que no te vayas
dicen
es necesario el regateo.
Pero tus manos son mi tiempo
y no quiero jugar a detener la boca y los abrazos.
Te irás más tarde
dicen
si encuentro la mesura
pero deseo tu cuerpo y este día
este preciso cielo
la película de hoy
la cama próxima
tu sudor y tu piel ahora en la tarde.

No voy a retener mis frases ni mi aliento
no me quiero tragar ni un poco de silencio
ni uno solo de los consentimientos.

¿Por qué la luz a medias?
¿Para que no te vayas cuando te irás?
Nunca se mete el sol antes de tiempo
y se pone lo mismo en días nublados.
Yo quiero tu cobija hasta que quieras
te doy mientras
mis ansias, mis costumbres,
mis ruidos, mi placer, mi desmesura,
así no sentiré cuando te marches.



Angeles Mastretta
La escritora y periodista mexicana, nació el 9 de octubre de 1949 en Puebla, donde vivió hasta 1971.

sábado, 17 de abril de 2010

Miguel Hernández



RAUL

Raúl, si el cielo azul se constelara
sobre sus cinco cielos de raúles
a la revolución sus cinco azules
como cinco banderas entregara.
Hombres como tú eres pido para
amontonar la muerte de gandules,
cuando tú como el rayo gesticules
y como el rayo al rayo des la cara.
Enarbolado estás como el martillo,
enarbolado truenas y protestas,
enarbolado te alzas a diario
y a los obreros de metal sencillo
invitas a estampar en turbias testas
relámpagos de fuego sanguinario.




Miguel Hernández
Homenaje a Raúl González Tuñón

[Agencia Walsh, 03/04/05]

jueves, 15 de abril de 2010

Sergio Giuliodibari



La puerta abierta

Te acordás, alguna vez
me dijiste: la muerte
es la única duda;
conozco todo
lo demás.
De tanto tomar mate
con el diablo
me he hecho sabio
en cosas inútiles,
me dijiste;
y yo te creí.
Y respondí:
loco,
eso es lo que yo llamo
tener suerte,
la próxima vez
podrías invitarme.
Y no hablaba de las olas del mar,
ni de todo lo que vos
sabías.



Sergio Giuliodibari
Nació en Vicente López en 1964. Está radicado en Campana (Bs. As.) desde 1999. Forma parte del Consejo Editorial de la revista “Álgebra y fuego”. Publicó tres libros de poesía: Retrato de familia (1993), Bacardi Carta Blanca (1995) y La metamorfosis del objeto (2005).

miércoles, 14 de abril de 2010

Martín Raninqueo



en la voz del autor.


Ultima carta

Aquí no hay álamos ni luna, querido Pablo aquí no hay luna. Por las noches sólo cuelga del cielotecho (nuestro juego de alucinada protección) una radio portátil obsequio de tía abuela que a veces canta "Era en abril" de alguien de quien no recuerdo el nombre. Tengo tantos silencios por decirte y, sin embargo, lo primero que viene a mi cabeza es esto de no saber cómo debo matar a las ovejas que me miran: apunto me cargo de acero y bajo el fusil mientras espero impaciente el momento de apuntar al Norte. Pero los barcos nunca se ven. Será por eso que arrojo con furia encendida cigarros de té en los dientes del aire, quizás como tiros de reglaje o en infantil defensa propia. Además he terminado por comprender que el viento anda lloviendo verdugos que come la piedra y nos causa dolor. Ahora debo dejarte, querido Pablo, saldré a marcar con baba y veneno un pedazo de tierra que haré mío y en instante crudo del miedo al polvo le pediré un río de sangre salvaje en las venas o hacerme fuego bajo las alas de Cafulcurá: "No entregar Carhué al huinca", repitió en su agonía para después morir. Pero debo salir, hay que vengarlo a Juárez, el de la escarcha en la risa al que ayer un pájaro rojo le abrió la frente en el centro frío de su soledad. Por último, toda caja de música que suene en el mundo no la dejes apagar. Es tu responsabilidad. Mi garganta, querido Pablo, en tu garganta queda.


Martín Raninqueo nació en La Plata en Junio de 1962. Es músico y poeta. Publicó “El viento también recuerda” (Ediciones Último Reino, 1996) antología de escritores ex - combatientes de Malvinas. Sus poemas han sido publicados en distintas antologías y revistas nacionales y extranjeras. Grabó un C.D. titulado “Poemas” junto al poeta Gustavo Caso Rosendi (2000). En 2003, publicó el libro “Poemas al Flautista y otros poemas y canciones”. Ha participado en numerosos encuentros de poesía, entre ellos, el XV Festival Internacional de Poesía de Rosario (2007). Como músico, grabó “Después del incendio” (1998) con su grupo “Los Magos del Sur”. El último trabajo discográfico es “Gorrión Criollo” (2007) junto al músico Diego Rolón.

martes, 13 de abril de 2010

Cesare Pavese



Regreso de deola


Volveremos a la calle a mirar transeúntes
y también nosotros seremos transeúntes. Idearemos
cómo levantarnos temprano, deponiendo el disgusto
de la noche y salir con el paso de otros tiempos.
Le daremos en la cabeza al trabajo de otros tiempos.
Volveremos a fumar atolondradamente contra el vidrio,
allá abajo. Pero los ojos serán los mismos,
también el rostro y los gestos. Ese vano secreto
que se demora en el cuerpo y nos extravía la mirada
morirá lentamente en el ritmo de la sangre
donde todo se pierde.

Saldremos una mañana,
ya no tendremos casa, saldremos a la calle;
nos abandonará el disgusto nocturno;
temblaremos de soledad. Pero querremos estar solos.
Veremos los transeúntes con la sonrisa muerta
del derrotado, pero que no grita ni odia
pues sabe que desde tiempos remotos la suerte
-todo lo que ha sido y será- lo contiene la sangre,
el murmullo de la sangre. Bajaremos la frente,
solos, a media calle, a escuchar un eco
encerrado en la sangre. Y ese eco nunca vibrará.
Levantaremos los ojos, miraremos la calle.



Cesare Pavese

(San Stefano Belbo, 1908-Turín, 1950) Escritor italiano. Su infancia y su juventud transcurrieron en Turín, donde se graduó en Letras con una tesis sobre W. Whitman. Su carácter tímido, los desengaños amorosos y las sucesivas crisis vitales, de orden religioso y político (en un principio vinculado al fascismo, posteriormente fue miembro del partido comunista), lo llevaron hasta un aislamiento que culminó en suicidio.

domingo, 11 de abril de 2010

Mario Jorge De Lellis



Canto a los hombres del papel sellado

Uno los ve fundamentales, tristes,
palideciendo al puro contacto con las rosas
con larga urbanidad prolijamente seca,
ojo de gancho duro, talonarios,
y aroma de calas siguiéndoles las muertes,
y un impecable estar adentro de la ley
como al fondo de un sótano marino.

Uno los ve con cosbatas y gominas,
electores correctos,
fanatizados cuerpos bajos el saco,
inmóviles, de negro, cerrando abriendo puertas,
decreciendo en constante pulso inútil.

Uno los ve al margen de las cosas vivas,
hazmerreíres serios,
impermeabilizados.

Uno quisiera alzarlos hasta las lentas noches
donde duele la acacia y las lunas varían
de acuerdo al pensamiento;
uno quisiera alzarlos hasta el salado sitio de los mares
donde navega en busca de occidentes
el leve calamar o la gaviota;
uno quisiera despertarlos, acaudillarlos,
llevarlos al jilguero, a la harina,
al quiróptero hundido entre las sombras
de las malditas casas,
a la dulce majada renovada en el muy blanco sur,
al taller con muchachas que se asoman al día
sonriendo sus cansancios,
al gangoso impedido en una esquina,
al tañido violín, a la metáfora,
al viento y al cereal y al perejil
y a las más altas cumbres y a la niebla.

Uno quisiera incluso concederles un poco de horizonte,
un dorso de sus días, un quiosco entre las nubes,
un extraño país con calabazas,
con altos cuellos de ocas investigando lluvias.

Puesto que no verán este fanal del mundo, de los hombres,
de las tallas auténticas,
de la lana abrigándonos las carnes del invierno,
del mar impenetrable penetrando
en un ritmo de ojos y palomas.
No sentirán ciprés, abeja , río,
no sentirán amor tendido como un tierno animal
buscándose en los dedos,
ni una impalpable vida funcionando en los latidos mínimos.

Uno quisiera incluso que supieran,
que se fueran con vientos por el mapa
como nos fuimos todos los raros mensajeros
del aire y de las cosas.

Pero siguen allí, fundalmente, tristes,
cumpliendo sus deberes,
oxidando sus caras poco a poco,
con acalambramiento amargo entre los dedos,
sin saber por qué son, sin comprender tampoco
que inevitablemente terminarán nutridos de materia.
Duros. Solos.



Mario Jorge de Lellis, extraido del libro: CANTOS HUMANOS, Colección "Ventana de Buenos Aires", Bs. As., 1956.

sábado, 10 de abril de 2010

Héctor Negro



LOS PÁJAROS CANTAN


Todas las mañanas los pájaros cantan.
Aunque suba el dólar y se caiga el alma.
Nadie escucha el canto que arranca en el alba.
Porque todos cargan su noche cargada.

Nadie tiene tiempo, nadie tiene ganas.
Qué importancia tienen tan breves gargantas.
Se acelera el pulso, la presión es alta.
Pero igual que siempre, los pájaros cantan.

En la ventanilla de la fría caja,
no se han enterado que en esta mañana
lo mismo que siempre, los pájaros cantan.
El sello de goma tampoco descansa.

Y el trámite urgente que se desbarata.
El stress que ahoga...No oyen, no paran.
Pánico en la Bolsa. La deuda se agranda.
Pero igual que siempre los pájaros cantan.

Renunció el ministro. La inflación arrasa.
Los gremios protestan. Alguien pide calma.
Pero esta mañana, en que todo pasa.
Nadie tiene tiempo, y sigue la máquina.

El papel sellado, el jefe que manda.
Afiches que venden. Plata que no alcanza.
Una noria inútil que no cambia nada.
Todas las mañanas los pájaros cantan.

Los pájaros cantan..., todas las mañanas...





Héctor Negro
(estos versos pertenecen al libro Gorrión del Mundo)

viernes, 9 de abril de 2010

Humberto Costantini




CHE MUNDO, COSA, GENTE

Che mundo, cosa, gente,
vida en serio,
no se me rajen, tomen
una sopa conmigo.
Sepan,
yo soy un pecador,
anduve con el diablo,
anduve en contrabando de palabras,
supe fabricar vida hablando solo,
me lo pasé en peleas, cayéndome y matando.
Supe vistear con Dios
(una vez lo paré y le pedí fuego,
casi me mata el bárbaro.
Yo soy un pecador,
pero pagué,
tuve condena y la cumplí carajo.
Por eso mundo, cosa, gente,
vida en serio,
no se me rajen, tomen
una sopa conmigo,
digo,
si no los comprometo.
Tomen algo.



Humberto “Cacho” Costantini
Nace en Buenos Aires, el 8 de abril de 1924 y fallece el 7 de junio de 1987.
Completa sus estudios universitarios y se recibe de médico veterinario. Ejerce su profesión en los campos cercanos a la ciudad de Lobería (provincia de Buenos Aires), luego en 1955 regresa a Bs. As, donde ejerce variados trabajos.
Parte al exilio en México en 1976 luego que la dictadura desapareciera a sus amigos Roberto Santoro y Haroldo Conti y tantos más.
En 1983 regresa a Buenos Aires después de 7 años, 7 meses y 7 días de exilio.
Su obra ha sido publicada en varios países e idiomas, entre otros en alemán, checo, inglés, finlandés, hebreo, polaco, sueco y ruso.

Contrae una enfermedad que lo lleva a la muerte la madrugada del 7 de junio de 1987. La noche anterior había trabajado como cada día, aprovechando el leve bienestar entre quimioterapias, en su novela La rapsodia de Raquel Liberman, de la cual alcanzó a completar dos tomos. Esta obra permanece inédita.

Bibliografía: “De por aquí nomás” (cuentos) ediciones en 1958/1965/1969; “Un señor alto, rubio de bigotes” (cuentos) ediciones en 1963/1969/1972; “Tres monólogos” (teatro) ediciones en 1964/1969; “Cuestiones con la vida” (poemas) ediciones en 1966/1970/1976/1982/1986; “Una vieja historia de caminantes” (cuentos) edición en 1970; “Háblenme de Funes” (tres novelas breves) ediciones en 1970/1980; “Libro de Trelew” (narración épica) edición en 1973; “Más cuestiones con la vida” (poemas) edición en 1974; “Bandeo” (cuentos) ediciones en 1975/1980; “De Dioses, hombrecitos y policías” (novela) ediciones en 1979/1984/2009; “Una pipa larga, larga, con cabeza de jabalí” (teatro) edición en 1981; “La larga noche de Francisco Sanctis” (novela) edición en 1984; “En la noche” (cuentos) edición en 1985; “Chau, Pericles” (teatro completo) edición en 1986; “La rapsodia de Raquel Liberman” (novela; dos tomos de tres concluidos; 1987

(Poema extraído del libro CUESTIONES CON LA VIDA, Editorial Canto y Cuento, 1966)

sábado, 3 de abril de 2010

Mario Trejo



Orgasmo
(fragmentos)

1
Breve vida feliz
Breve muerte feliz

3
Huir de la pequeña historia.
La anécdota me saca de quicio.
Vivamos el Gran Cuento.
Estoy traduciendo.
Hablo una lengua que apenas conozco
sonidos heredados
robados a lo lejos
ruidos enfermos de cultura.
Yo quiero hablar de mi lengua
lengua enferma
asesina del padre y de la madre
lengua experta
jerga de la experiencia.
Tartamudeo
Gruño
Digo sólo estertores.
La garganta se seca
vomito canciones mongoloides
y mi madre junto a mí
repite que me deja para siempre.
Un aeropuerto está cerca.
Siempre será así.

9
No hay nada más honesto que la necesidad.

10
Ha llegado la hora.
Confesaré.
Daré datos precisos.
No mentiré.
No caeré en contrabando.
Tomaré todas las drogas.
Acataré lo sagrado y lo profano
su único hijo
nuestro dolor.
No codiciaré la muerte del prójimo.
Me revolcaré sólo de amor.
La noche, sabemos, etcétera, etcétera, etcétera.
El alba
ya lo dije es oficio de sobrevivientes.



Mario Trejo
Orgasmo y otros poemas (1989), CEDAL

viernes, 2 de abril de 2010

Yutaka Hosono



El deseo


En el abdomen y hacia la espina, en línea horizontal,
hay un mar desteñido.
Mi hijo ahí, desarmado, a medianoche,
hecho un montón de palillos chamuscados,
llueve como tortugas.
Las bombas incendiarias.
Las lápidas sepulcrales en el arenal.
Con un brazo arrancado al niño,
la mujer viene corriendo.
Los cabellos se mecen en el fondo de la cuneta.
La ascensión al cielo de la novia.
El joven aferrado al recuerdo
como si abrazara aquellas piernas blancas,
desea aplastar el trasero de la abeja
porque la imagen no es tridimensional
por mucho que se proyecte en la pantalla.
Y bebe la charca de un trago.
Lame con avidez el casco del buque de ágata
y espera el final mirando para arriba.


Yutaka Hosono
[Yokohama, 1936], estudió español en la
Universidad de Tokio y durante más de cuatro décadas trabajó
en Brasil, Bolivia y México donde tradujo al japonés numerosos
poetas españoles y latinoamericanos.
Algunos de sus libros son En donde se agote la tristeza
(1993), Cazador de flores (1996), La máscara sonriente (2002)
o Dioses en rebeldía (1999). Traducciones del autor revisadas
por Sergio Mondragón y Gregory Zambrano.

jueves, 1 de abril de 2010

Ruriko Mizuno



El cielo de la nevera

Un bocadillo de invierno en un plato
en cuyo extremo
sin cesar
está nevando.

(El mundo es mítico.)

Una noche así,
en un rincón del cielo,
agoniza un gigante,
con su campo de cultivo manchado de sangre...

Una noche así,
en el revés de las estrellas
el sol del ocaso burbujea susurrante,
mientras la madre difunta da a luz un bebé
sobre la sábana ondulante color rosado.

(El mundo gira varias veces).

Cierro la puerta,
y en la cocina, lejos de la bóveda celeste
lavo las fresas del invierno pleno.

Bajo el encierro del cielo nocturno,
el plato helado
se atrasa
en el sueño.


Ruriko Mizuno
[Tokio, 1932] hizo estudios de literatura
francesa en la Universidad de Tokio pero vive en Yokohama,
donde hace parte del consejo de redacción de la revista Hyoutan.
Ha traducido al japonés las Décimas de Violeta Parra. Algunos
de sus libros son La enciclopedia ilustrada de los animales
(1977), El caballo de Rapunzel (1987), Hermana menor de los
ojos avellanados (1999), Mondaorejas de ballena (2003) y Noche
de la marca conejo (2003. Traducciones de Ryukichi Terao.

Poesía del Mondongo

A todos, gracias por compartir este espacio

Email: fernando1954@gmail.com