martes, 18 de mayo de 2010

Marion Berguenfeld



Querido Sócrates

Por la barba, la edad, el azul lavado de su iris
suelen darle el asiento
hombre cabal, sonríe breve,
la vista en los zapatos
y nadie pero nadie le nota la humedad
los pudorosos labios tan lindos de morderle.

Desnudo es otra cosa
poderoso se pone y cabalga con prisas del infierno
loca me viene
su ronquera granizo en la penumbra
el abrazo de madre mono que pega tambor y abriga
lista la fruta para llenar varias bocas.

Vistos en la escena
en el lugar del crimen
perdemos cronología
objetos pensamientos
se cargan de una contagiosa voracidad
la rotación de la tierra suena fuerte
cuando hace barco en esta pecadora.

Si me insomnio –dos tres a la semana–
lo traigo a la cama matrimonial
hago que me desflore
que juegue a papá oso
le desfilo toda una lencería
le cobro
lo encadeno
lo hago buscarme con aire lamentable
en casas de mala muerte
dispuesto a un maldito destrozo
a rebotar mis ojos en la mesa de apuestas
a comerme el corazón con cucharita.

Por eso y otro tanto él me gusta a rabiar
tan personas decentes que jugamos
entre otros juegos graves.

El de morirse y no, su preferido,
mientras cocina mis sesos
la servilleta
lista o me rebana
tajo y anémona
para su antiguo traje
con ojal


Marion Berguenfeld es licenciada en letras, editora y periodista. Las lobas, su primer libro, recibió el primer premio de Poesía Leonor de Córdoba. Forense, Piso 12 Poesía, Buenos Aires, 2007, es su segundo libro.

1 comentario:

lavale dijo...

Buenísimo poema. Me encantó!.
La Vale

Poesía del Mondongo

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